Cada 1 y 2 de noviembre, México se llena de ofrendas para conmemorar el Día de Muertos. En estas ofrendas hay un elemento que no puede faltar: la flor de cempasúchil.
Esta flor es usada en las ofrendas desde la época de los mexicas. En ese tiempo, se creía que su fuerte aroma atraía a los muertos hacia los altares.
Su nombre original es sempôwalxôchitl, y proviene de la lengua náhuatl. Andrea Rodríguez, investigadora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó a BBC Mundo el significado de esta palabra:
La palabra viene de dos sustantivos: sempôwal, que significa 20 (o muchos), y xôchitl, que es flor. Su traducción sería flor de 20″.
Esta flor es 100% americana, y crece principalmente en México, Centroamérica y hasta Sudamérica. Sin embargo, en la actualidad, China es el principal productor de esta hermosa flor.
Esto se debe a que la flor de cempasúchil no sólo sirve para adornar los altares de Día de Muertos: también tiene propiedades médicas y alimenticias.
En China, esta flor se utiliza para fabricar agroquímicos a base de aceites esenciales. Estas sustancias se usan para combatir insectos. Además, la industria avícola aprovecha el color del cempasúchil para poner más amarilla la carne de pollo y las yemas de los huevos.
Pero ya desde el siglo XVI, el cempasúchil se usaba como infusión para combatir enfermedades estomacales y de vías respiratorias. Incluso, manuales médicos de ese siglo cuentan que también se utilizaba para mejorar el deseo sexual.
#SabíasQue la flor de cempasúchil es originaria de los campos de México. Su aroma y color llenan de vida los tradicionales altares de #DíaDeMuertos donde se rinde homenaje y recuerda a los seres queridos… ¿En dónde acostumbras comprar estas bellas flores? pic.twitter.com/V3viIaGCrB
— SECTUR México (@SECTUR_mx) October 28, 2020
La leyenda de la flor de cempasúchil
Cuenta la leyenda que, en la época de los aztecas, había dos jóvenes muy enamorados. Sus nombres eran Xóchitl y Huitzilin. Estos jóvenes se encontraban todas las tardes en la montaña dedicada a Tonatiuh, dios del sol, y le ofrendaban flores.
Ambos eran muy felices hasta que una guerra se desató y Huitzilin tuvo que salir a pelear. Tiempo después, cuando Xóchitl se enteró de que su amado había muerto en batalla, le pidió a Tonatiuh que la uniera con su amado para dejar de sentir tanto sufrimiento.
Tonatiuh cumplió su deseo y dejó caer sus rayos sobre la mujer. Al instante, ella se transformó en una flor de color intenso como el amarillo del sol.
Después, un colibrí llegó volando y se detuvo en el centro de la flor, la cual abrió sus 20 pétalos y dejó salir un delicioso aroma. Este colibrí era Huitzilin. De acuerdo con la leyenda, el amor de los dos jóvenes permanecerá viva mientras haya cempasúchil y colibríes en el mundo.
Con información de La Opinión.