Médicos que tratan a migrantes en custodia de la Patrulla Fronteriza declaran que un número desproporcionado han sufrido síntomas de enfermedad gastrointestinal. Está problemática se presenta específicamente en el estado de Arizona. Se señala que la enfermedad deviene tras ingerir la comida que les proporciona la agencia, especialmente cierto tipo de burrito congelado.
“Diría que de cada familia hay por lo menos una persona que dice que se sintió mal tras comer el burrito o que no pudo ni comerlo porque estaba malo” declaro el Dr Domer, del albergue Casa Alitas.
El galeno añadió “Si tuviera que ponerle un porcentaje entre los pacientes que atiendo, diría que es más del 50 por ciento”. Arizona recibe cantidades notables de migrantes que en el pasado ya han denunciado no reciben los servicios básicos.
La oficina de Protección de Aduanas y Fronteras, (CBP) a la que pertenece la patrulla fronteriza, dijo que está investigando la situación. Esto tras el reporte publicado en el diario Phoenix New Times.
“Queremos cuidar a la gente” declaro la portavoz del CBP, Meredith Mingledorf. “Queremos que la gente siempre denuncie si sufre trato inadecuado de nuestro personal y tomamos cada acusación muy seriamente”.
Quejas sobre la comida
Ya en 2015 varias organizaciones presentaron una demanda contra el gobierno federal. En esta denuncia se señalaba que la patrulla fronteriza de Tucson mantenía detenidos a niños y adultos en condiciones insalubres.
“La comida suele ser de tan mala calidad que los detenidos no pueden comerla, o reportan nauseas y dolor de estómago después de hacerlo”, dice la queja. La demanda fue presentada por la Union de Libertades Civiles de Arizona (ACLU) y otras organizaciones.
De acuerdo a los documentos presentados por el CBP, en ese entonces la comida consistía de galletas, jugo y los mismos burritos que siguen causando quejas.
El juez que llevó el caso emitió una orden en 2016 obligando a la Patrulla Fronteriza de Tucson a remediar algunas condiciones, como proveer colchonetas y garantizar acceso a agua limpia. Sin embargo la calidad de la comida que distribuye el CBP sigue siendo dudosa.
“En general, seguimos escuchando qué hay problemas con la comida”, dijo Victoria López, directora legal de ACLU en Arizona. “Muchos de los casos, pensamos, tratarán de llegar a la corte para garantizar que sea permanente lo que está en la orden del juez”. A esto la activista agregó “Y determinar que se requiere del CBP para resolver todos estos problemas que estamos viendo en las cárceles de la Patrulla Fronteriza”.
