Si bien en los últimos años México ha experimentado varios sismos de gran intensidad, los cuales pueden hacer pensar a algunas personas que hay una especie de señal en esta coincidencia, sacerdotes de la Pastoral Social de México detallan que este y otros desastres naturales no pueden verse como un castigo de Dios.
Entrevistados por ACI Prensa, el P. Héctor Caravantes, coordinador de la Pastoral Social-Cáritas de la Diócesis de Nezahualcóyotl, en el Estado de México, explicó que:
“Debemos saber y entender que Dios no castiga”
De acuerdo con Caravantes, este tipo de fenómenos jamás deben verse como una reprimenda divina por nuestros pecados.
¿Qué pasa con los desastres naturales en México?
Este 19 de septiembre se cumplió otro aniversario de los terribles sismos de 1985, 2017 y 2022, los cuales dejaron muchos muertos y daños estructurales.
Si bien, Caravantes menciona que los sismos no son un castigo divino recuerda que sí hay fenómenos climatológicos que pueden ser resultado del hombre.
Estos ocurren por las acciones del hombre “contra la naturaleza”; estos pecados son “todos aquellos donde destruimos lo que Dios creó”, como:
- La deforestación
- El aniquilamiento de los peces
- El calentamiento global
Por su parte, el P. Alonso De la Toba, encargado de la Pastoral Social-Cáritas de la Diócesis de la Paz, Baja California, explicó que, a pesar de que los desastres naturales en México no son un castigo divino, sí son “un recordatorio de nuestra responsabilidad de mantener el orden en esta casa común que Dios nos ha dado”.
“El desorden como la contaminación o deforestación contribuyen a que los desastres naturales tengan una mayor afectación”, indicó en entrevista para ACI Prensa.
Finalmente, ambos sacerdotes coinciden en que pueden surgir cosas positivas en medio del sufrimiento.
Los desastres naturales son oportunidades para que vivamos plenamente las obras de misericordia y seamos buenos samaritanos con los vulnerables.
Con información de ACI Prensa
