El Magníficat es un himno de alabanza que se encuentra en el Evangelio según San Lucas (1:46-55), donde la Virgen María alaba a Dios por sus grandes obras y su misericordia. Rezar el Magníficat puede ser una experiencia espiritualmente enriquecedora.
“La Magnifica” como coloquialmente se le conoce, es pronunciada por María cuando visita a Elizabeth, después de que se entera que va ser la madre de Jesús.
¿Por qué se reza la Oración del Magníficat?
“La Magnífica” es una oración de protección, regularmente se reza para pedir amparo, seguridad y resguardo de Dios en los momentos difíciles o contra los peligros del mundo.
¿Cuándo se reza la Oración del Magníficat?
Como todas las oraciones, el Magníficat es un rezo que puedes llevarlo a cabo en cualquier momento del día, cuando sientas la necesidad de la ayuda de Dios. También puedes simplemente rezarla como una oración de agradecimiento al señor por todo lo bueno que ha sido contigo.
La oración la puedes recitar por la mañana, durante la tarde o en la noche, cuando sientas el deseo o la necesidad de una conexión espiritual con el creador.
¿Cómo puedo rezar el Magníficat?
- Preparación: Busca un lugar tranquilo donde puedas concentrarte sin distracciones. Puedes encender una vela o colocar una imagen sagrada para crear un ambiente propicio para la oración.
- Invocación del Espíritu Santo: Inicia tu oración invocando al Espíritu Santo para que te guíe y te ilumine mientras rezas el Magníficat. Puedes decir una breve oración como: “Ven, Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor.”
- Lee el Magníficat: Toma una Biblia o busca en línea el pasaje del Evangelio según San Lucas 1:46-55 y léelo con atención.
- Meditación: Reflexiona sobre las palabras de María y lo que significan para ti. Piensa en las grandes obras de Dios en tu vida y en el mundo, y agradece por su amor y misericordia.
- Reza el Magníficat: Reza el himno del Magníficat en voz alta o en tu corazón, sintiendo cada palabra como una expresión de alabanza y gratitud hacia Dios.
- Acción de gracias: Después de rezar el Magníficat, tómate un momento para agradecer a Dios por su bondad y pedirle que te ayude a vivir de acuerdo con su voluntad, siguiendo el ejemplo de humildad y fe de la Virgen María.
- Para terminar: Concluye tu oración con una breve invocación, como “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.”
Oración del Magníficat
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Recuerda que la oración es un diálogo íntimo con Dios, así que sientete libre de adaptar este proceso según tus necesidades y tu relación personal con Él.