Maxo es un migrante que quedó desamparado tras un accidente laboral en Tijuana y está por perder tres dedos.
La empresa donde laboraba lo contrató sin prestaciones por no contar con un documento que regularice su situación en México.
Y ahora para “enmendar el daño”, le ofrecen una indemnización simbólica bajo la condición de que se siga presentando al lugar de trabajo.
Meses esperando la condición de refugiado
Luego de trabajar como periodista en su país natal y exhibir los abusos del crimen organizado en contra de la comunidad, Maxo tuvo que escapar.
Con apoyo de Evans Jean Louis de la Asociación Fronteriza de Apoyo a Niños y Migrantes como traductor, explicó que tuvo que dejar a su familia.
Salió de Haití en 2 de noviembre de 2023 con destino a Cuba, sin embargo, ahí obtuvo información para redirigir su destino a México y solicitar refugio.
“Hice de todo para obtener asilo en COMAR pero el gobierno mexicano no me ayudó, por eso no puedo conseguir un buen trabajo”, comentó.
Accidente laboral en un trabajo irregular
El hombre de 44 años detalló que ante la falta de documentos que le permitan acceder a un trabajo formal, terminó en la empresa de construcción, Shioka Arquigrupo.
Ahí el pasado viernes 19 de abril tras estar recargado en una máquina, esta fue accionada por accidente y prensó su mano por aproximadamente 25 minutos.
Debido a que laboraba sin Seguro Social, la empresa no incapacitará debidamente.
“A él no le han dado un resultado, tenía cita en la Cruz Roja y no lo pudieron atender, tenemos duda en dos dedos, le dijeron que uno ya está perdido”, detalló Evans.
Agregó que la empresa constructora le ofreció pagarle una semana de trabajo a manera de indemnización bajo la condición de presentarse todos los días en el lugar de trabajo.
Solo quiere volver a estar con su familia
Pese a que la situación es complicada por su condición migratoria, Maxo espera ser atendido de la forma adecuada.
De igual manera mantiene la esperanza de que su familia pueda llegar hasta México para estar con ellos.
Reiteró que no ve segura la opción de regresar a Haití ya que las condiciones políticas y las amenazas pueden poner en peligro su vida y la de su esposa e hijo.
Haitianos sin apoyo de su país
El activista Evans Jean Louis destacó que el caso de Maxo no es aislado y que situaciones como la barrera del lenguaje complican más lo que ocurre.
Destacó que hoy no hay una cantidad exacta de personas haitianas en una situación similar, ya que ahora viven dispersos.
Además, agregó que la falta de traductores en dependencias de gobierno y servicios de emergencias también son un problema.
También lamentó que las condiciones políticas de su país no ofrezcan una forma de vida segura para sus connacionales.
“A los haitianos no nos apoya nuestro gobierno, menos el de otro país”, sentenció.
Por ahora, Maxo y Evans continúan en la búsqueda de que alguna autoridad le auxilie para que pueda obtener servicios médicos adecuados.
De igual manera esperan que la empresa se responsabilice del accidente laboral o encontrar el proceso legal bajo el cual puedan proceder.
