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Desapariciones y pandillas: las dolorosas espinas de Guatemala, Honduras y El Salvador

Pandillas como la Mara Salvatrucha tienen bajo su control partes de Guatemala y otros países. También tienen tratos poco transparentes con sus gobiernos.

En sólo seis años, Guatemala, Honduras y El Salvador registraron más de 72 mil asesinatos en total. Esto, sin contar los desaparecidos entre 2015 y 2020.

Estos últimos pasan a un limbo legal porque las jurisprudencias locales no tienen una categoría para registrar las desapariciones. Aun así, en gran parte terminan abonando a las listas luctuosas de la región cuando se descubren “cementerios” clandestinos.

El año pasado, los gobiernos de los tres países que conforman el Triángulo Norte de Centroamérica celebraron una baja en las cifras de homicidios. Guatemala comparó los 2 mil 572 homicidios registrados en 2020 como la cifra más baja desde 1986.

El Salvador, por su parte, adjudicó los 1,322 asesinatos a la estrategia de seguridad del gobierno de Nayib Bukele. Por su parte, Honduras cerró el año con 3 mil 482 asesinatos, los cuales se le adjudican al plan del gobierno de Juan Orlando Hernández para controlar la violencia.

Un punto en común para toda la región fue el impacto de las restricciones de viaje impuestas por los gobiernos ante la pandemia de Covid-19. Como se había previsto, las cuarentenas afectaron sensiblemente las tasas de homicidios.

Conexión Migrante
Homicidios en países del Triángulo Norte de Centroamérica desde 2015 hasta 2020.

La violencia de las pandillas en Honduras

Voz de América entrevistó a tres especialistas para saber más sobre este fenómeno en el Triángulo Norte. Douglas Farah, de IBI Consultants; José Miguel Cruz, de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y Steven Dudley, de InSight Crime, respondieron sus preguntas.

Estos especialistas exponen desde diferentes perspectivas el espinoso problema de inseguridad en Guatemala, Honduras y El Salvador. En estos países, las pandillas siguen siendo uno de los motores de la violencia homicida… pero no son los únicos.

Douglas Farah aludió a la rápida transformación de la MS-13, también conocida como la Mara Salvatrucha. Hace una década, esta pandilla aprovechó el momento en el que la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) fortaleció sus medidas para combatir las redes de narcotráfico en Honduras.

Al quedar desierto de traficantes el panorama, los carteles mexicanos le dieron el visto bueno a la MS-13 para ser su responsable en la franja atlántica de Honduras.

En la actualidad, con las ganancias del mercado de la droga y el control de las rutas del tráfico de migrantes desde Honduras hacia Estados Unidos, esa pandilla ha dejado la extorsión generalizada “de menudeo” contra la población, dice Farah.

Agrega que ahora juega un papel más protagónico como actor político. De hecho, es un factor social clave en las zonas urbanas que no ven a la MS-13 “tan peligrosa” por las dádivas que reparte en áreas bajo su control.

El caso de El Salvador

En El Salvador, las pandillas todavía no tienen campo abierto en las rutas de drogas como en Honduras. Sin embargo, algunos hechos les han llevado a valorar el poder de su control territorial. Actualmente, la MS-13 domina un 70% del territorio salvadoreño.

José Miguel Cruz comenzó a investigar a las pandillas desde la década de 1990 en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Él explica que un punto agudo de la inseguridad por pandillas se experimentó a mediados de la década pasada.

En ese momento, El Salvador fue calificado como el país más peligroso del mundo. Esto, debido a los 105 asesinatos por cada 100 mil habitantes en 2015.

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Por otro lado, el Triángulo Norte en conjunto fue catalogado como la región más letal del mundo, superando a zonas de guerra en otros países.

Pero Cruz valora cómo la MS-13 descubrió el poder político que se puede tener al negociar una tregua con el gobierno de Mauricio Funes. Así, entre 2009 y 2014, la pandilla prometió bajar los homicidios a cambio de favores desde el estado.

Estados Unidos y otros centros de análisis del país criticaron esta negociación por la falta de transparencia. Además, en ningún momento se planteó la desarticulación de las pandillas MS-13 y Mara 18 involucradas en el pacto. Tampoco consiguió que dejaran de extorsionar a la población y a las empresas.

Más tarde, otros políticos también encaminaron pláticas con ese grupo delictivo. Ahora, informes confiables de El Salvador dicen que el actual gobierno de Bukele tiene un nuevo acuerdo secreto con las pandillas para bajar los homicidios.

Guatemala aún controla la situación

Guatemala es el único país donde la MS-13 ha tenido menor impacto. Sólo controla algunas áreas de la ciudad capital y otras importantes urbes del país.

Es el único país del Triángulo Norte donde este fenómeno muestra cierto achicamiento si se compara con Honduras y El Salvador. Sin embargo, las pandillas en Guatemala siguen siendo un detonante de crímenes y homicidios. A esto se suman otros grupos que viven alrededor del tráfico de drogas.

El especialista Steven Dudley dice que las pandillas siguen adecuándose bastante rápido a los contextos sociales. Además, siguen modelando nuevas formas de actuar. Por su parte, los gobiernos están cada vez más prestos a lograr acuerdos con las pandillas para reducir los homicidios.

Dudley agrega que de El Salvador también llegan informes muy “creíbles” del nuevo pacto del gobierno de Nayib Bukele con estos grupos para reducir los homicidios y hacer ver como “exitosa” la estrategia de seguridad del gobierno.

Esto ha llevado a otras formas de ocultar los homicidios. Sin embargo, ha habido un aumento sustancial en las desapariciones. Esto ya es una preocupación entre la ciudadanía, según afirman medios de comunicación independientes en El Salvador.

Contrario a la disminución de asesinatos, hay cada vez más denuncias ciudadanas de desapariciones. En El Salvador, esto ha sucedido desde los dos años de la tregua en 2012.

Otro factor novedoso en el tema es la destitución del fiscal general de la república en El Salvador y de 5 jueces de la Corte Constitucional del país.

En su lugar, Bukele y su Asamblea Legislativa designaron a otro fiscal general que suspendió las cuentas institucionales para reportar desaparecidos, según han reportado medios locales salvadoreños.

No obstante, en redes sociales se sigue divulgando información de víctimas desaparecidas. En su mayoría son jóvenes que dejaron de ser vistos cuando se dirigían a sus trabajos o a la escuela, entre otras.

La disparidad de los crímenes

En el Triángulo Norte, la ola de homicidios toca de forma desigual a hombres y mujeres. Los hombres ocupan en gran mayoría las cifras de recuento que ofrecen las instancias gubernamentales. Sin embargo, los asesinatos de mujeres resaltan en estadísticas que registran organizaciones de derechos humanos y de género.

La edad es otro factor. Numerosos estudios han resaltado que el mayor número de víctimas de asesinatos en estos países se encuentra en el rango menor de 30 años.

Homicidios de hombres y mujeres entre 2015 y 2020.
Homicidios de hombres y mujeres entre 2015 y 2020.

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