Verónica cocina más de 3 mil porciones de comida para personas que arriban a Tijuana; ya es conocida como “La chef de los migrantes”.
Cocinar para miles de personas no es tarea fácil y menos si ellas vienen de lugares de origen distintos.
Consciente de ello, la señora Verónica Alvarado ha buscado la forma de adaptar su menú de acuerdo a la población en contexto de movilidad.
Voluntaria a causa de la pandemia
Como a gran parte de la población, la contingencia del Covid-19 produjo estragos en la vida de Verónica quien vivía de su puesto de tacos.
En sus inicios, la fundación entregaba despensas a personas necesitadas, y en una ocasión la beneficiada fue la misma Vero pues no tenía trabajo.
Detalló que, tras constarle su situación a los encargados de las entregas, le ofrecieron iniciar junto a ellos la cocina.
“Al otro día luego, luego empezamos a hacer tamales para darle a la gente”, contó.
Tres años de una labor gratificante
La mujer se confesó feliz de contribuir a alimentar a personas que vienen a esta ciudad buscando una mejor vida.
“Nos tocaron los venezolanos, los ucranianos, alimentamos a toda esa gente y me deja un gran amor, me llena el alma”.
Su trabajo inicia a las 6:00 de la mañana con la preparación de la verdura y la carne que se tenga programado preparar.
Además, se prepara arroz y frijol como base para acompañar los guisados, todo para un total de 3 mil 126 comidas para 17 albergues.
“La chef de los migrantes” un cargo bien merecido
Durante el último año, Tijuana ha recibido a población de 126 países distintos, por ende, la alimentación es variada.
Considerando ese detalle, Vero se ha dado a la tarea de buscar la forma de la población de los albergues se sienta como en casa.
“Me voy a los albergues saliendo de trabajar y preguntamos por la población que tienen, de donde vienen, si hay niños o adultos mayores”
Detalló que su trabajo consiste también en ver qué se puede ofrecer con los alimentos que tienen y adaptar el menú lo mejor posible.
El internet ha sido también una buena fuente de información para conocer la gastronomía de distintos países.
“Por ejemplo, si hay haitianos, hacemos arroz blanco, frijoles, salchicha y plátano macho. Les entrego y nos dan un abrazo, eso me llena el alma”, concluyó.