Para calmar las horas de espera que pasan, migrantes venezolanos que se encuentran en la frontera norte con México han aprendido a elaborar artesanías. Gracias a esta actividad también pueden ganarse la vida al vender sus propios productos.
Diariamente, los migrantes acuden a los talleres que imparte la organización Abara, misma que se fundó en el Paso, Texas pero que tienen diversos programas en la Ciudad Juárez.
Esta idea surgió para ayudar a las decenas de personas migrantes que se encuentran esperando a que su situación para cruzar hacia Estados Unidos se solucione; Abara mencionó que hacer este tipo de actividades ayudan a la economía de los migrantes y a su salud mental.
Los migrantes venden sus piezas en la galería que tiene la organización o bien, se les regalan a los donantes que aportan a la fundación para que sigan creando más talleres en apoyo a las personas en situación de movilidad.
Huellas: El programa que da alivio a los migrantes haciendo artesanías
Sentados, a lo largo de una mesa de 4 metros, los migrantes lucen tranquilos pintando y decorando portavasos y distintas figuras de madera.
En ellos imprimen sus deseos de salir adelante, de no rendirse y de recordar a su país, Venezuela, muchos de ellos pintan la bandera venezolana en sus creaciones.
Andrés es un joven venezolano de 23 años que cruzó la peligrosa zona del Darién para llegar hasta México y así tratar de cruzar hacia Estados Unidos, ahora esta en Ciudad Juárez, esperando a tener suerte y poder tener una cita con migración.
El joven toma este taller y menciona que ha sido la mejor decisión, pues a parte de que esta entretenido, esta aprendiendo algo nuevo. Además le ha ayudado a reconsiderar el poder quedarse en México y sobrevivir vendiendo sus artesanías.
La coordinadora del área de Servicio al Migrante, Rosa Mani Arias mencionó que ese es el principal objetivo del programa, proporcionar herramientas para que en un futuro las puedan ocupar en el lugar en donde se establezcan.
Y no solo han sido artesanías, pues en los talleres también se han impartido clases sobre cómo elaborar encapsulado en madera, joyería fina, jabones, velas y vitral emplomado.
Pero sobre todo se trabaja en la superación personal y el bienestar mental de los migrantes, al mantenerlos ocupados hacen que olviden un rato la situación migratoria en la que se encuentran.
En el lugar los migrantes eligen la música. El ambiente es alegre y tranquilo. Cada quien se concentra en sus pinceles y los dibujos que llenan de recuerdos y deseos.
Con información de Infobae