El altar es una de las partes más representativas del Día de Muertos, pues a través de él podemos rendir culto a nuestros antepasados y a los seres queridos que ya no están con nosotros.
Aunque hacer un altar de muertos no requiere nada extraordinario, basta con una mesa cubierta con un mantel blanco junto a un muro.
Una vez tengas listo tu espacio para el altar, puedes colocar en un sito más elevado (como representación de lo celestial o lo sagrado) o directamente en la pared, una imagen o algún retrato de los difuntos a los que dedicas la ofrenda.
¿Qué debe llevar un altar por el Día de Muertos?
Antes de continuar es importante recordar que existen todo tipo de altares, estos van desde los más trabajados hasta los más modestos.
Es por esto que no si no puedes conseguir todos los elementos necesarios, siempre puedes utilizar la y hacer tu propia versión. Lo principal a la hora de altar por el Día de Muertos es hacerlo en familia y dedicar este tiempo para recordar a nuestros seres amados.
Debido a esto es común que los altares tengan varios elementos rituales, algunos originarios de la tradición cristiana, como:
- Crucifijos
- Pan
- Agua
- Sal
- Velas o veladoras, estas porque iluminan el camino de los difuntos
Hay otros que se remontan a la tradición mesoamericana, como:
- Humo de copal o incienso
- Papel picado
- Cal o tequesquite
También son indispensables las flores de cempasúchil, cuyo color amarillo predomina en esta celebración; cresta de gallo o flor de obispo, así como nardos y nubes.
La comida
Una parte fundamental de todo altar de muertos es la comida, en especial la que le haya gustado en vida a nuestros seres queridos.
Entre los platillos típicos por la festividad destacan el mole, dulce de calabaza, las calaveritas de azúcar y el tradicional pan de muerto.
En el suelo, frente al altar, es costumbre formar una cruz de ceniza, de cal, de tequesquite o de flores de cempasúchil.
En muchas ocasiones esta cruz, colocada en el nivel correspondiente al ámbito de la muerte o del inframundo, es el remate de un largo camino de pétalos amarillos que los familiares crean con el fin de guiar al ánima hasta su antiguo hogar.
Con información de la Universidad Jesuita de Guadalajara.