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#HistoriasDeMigrantes | María Santos Castro se gana la vida limpiando zapatos en Chiapas

#HistoriasDeMigrantes | María Santos Castro se gana la vida limpiando zapatos en Chiapas. | Foto: Cortesía de la OIM / Alejandro Cartagena.
María Santos Castro es una migrante salvadoreña que se gana la vida limpiando zapatos en Motozintla, Chiapas, en México. | Con información de Alberto Cabezas / OIM.

María Santos Castro es un migrante salvadoreña que lleva casi toda su vida en Chiapas, al sur de México. Se dedica a limpiar zapatos en las calles de Motozintla, una población de casi 30 mil habitantes próxima a la frontera de Guatemala, una zona de tránsito o destino de cientos de personas migrantes.

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María Santos Castro hace algunas pausas y deja de limpiar zapatos para comer betún. En entrevista con Alberto Cabezas, corresponsal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se tomó un momento para contar lo que da sentido a su vida y todo lo que encontró luego de dejar su país natal El Salvador.

“Vine de 12 años y aquí conocí a mucha gente, y muy importantes. Gente que me han brindado sus amistades, su mano. Más que nada, me han brindado trabajo con mucho respeto”, dijo la mujer.

Su historia es única, pero tiene similitudes con las de otras mujeres migrantes que trabajan en hogares de familias mexicanas, en el campo, autoempleadas, en mercados o en bares del sur de México. Muchas mujeres migrantes se enfrentan a engaños que las pueden poner en situaciones de trata u otros riesgos de la informalidad.

María Santos Castro siempre con la cara en alto

María se considera como una persona integrada en Motozintla, orgullosa de trabajar y siempre con la cara en alto.

“He tenido patrones hasta por once años, he trabajo con ellos cuidando bebés, dondequiera. La verdad, me he sentido feliz y he sentido mucho respeto”, aseguró.

Asimismo, hubo ocasiones en las que se sintió discriminada. Sin embargo, esas situaciones las fue superando cada vez que se acordaba de un dicho que le decía su mamá: “Poner aceite y que se resbale”.

“Esas personas al principio lo ven a uno como si estuviera uno hecho popo, pensando ‘esta señora me va a robar’, pero es muy importante que la gente lo conozca a uno. Que tengan buenas referencias”, comentó María Santos Castro.

Se ha ganado la confianza y el amor de muchas personas

Para ella, lo más importante es ir ganando la confianza y el respeto de aquellos que la rodeaban y le tendían una mano. Guarda muchos recuerdos, en especial de los que fueron bebés en sus brazos y hoy ya crecieron.

“A mí, los niños que he cuidado me dicen ‘mamá’. Tengo uno que tiene 22 años y dondequiera me dice ‘mamita, ¿cómo estás, mamá?’. Con todo respeto, el mucho se dirige a mí como ‘mamá’. Me siento muy orgullosa de que los niños me digan ‘mamá’ porque yo les he llegado a querer como a mis hijos”, afirmó.

En su vida, María es muy sencilla. Limpia zapatos en el centro de Motozintla. Saluda y atiende a los clientes cuidando cada detalle. Afirma que lo más importante es el trato amable, respeto y el cariño.

Asimismo, tiene una hija de 28 años que es enfermera y estudió inglés. Aunque su padre biológico no vive con ella, María Santos la ha sacado adelante.

Con información de Alberto Cabezas / OIM.

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