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Contradicciones en la política migratoria mexicana

La política migratoria mexicana no es más que el reflejo de la contradicción y el racismo, pues se cierran las puertas a países como Haití y Honduras

De acuerdo con la Nueva Política Migratoria 2018-2024, la política migratoria del Gobierno de México parte del pleno respeto a los derechos humanos, la inclusión y la perspectiva de género. Además, afirma que la persona migrante se encontrará siempre en el centro de todas las decisiones para que la migración sea de forma regular, ordenada, segura y que esté sustentada por el desarrollo social y económico.

Esta política está respaldada por todos los tratados internacionales de los que México forma parte y por la legislación nacional que protegen a las personas migrantes y garantizan sus derechos a pesar de no encontrarse en su país de origen.

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En este contexto, la decisión de la Secretaría de Relaciones Exteriores de dar asilo a aproximadamente 400 personas procedentes de Afganistán refuerza su tradición diplomática. Esto va de acuerdo con los principios que guían la política exterior y migratoria de nuestro país.

Sin embargo, ¿por qué no aplican las mismas políticas hacia todos los países por igual? ¿Qué pasa con las personas Centroamericanas hacinadas en centros de detención? ¿Dónde está el enfoque de derechos al tratar con las personas provenientes de Haití que son agredidas por agentes del Instituto Nacional de Migración? ¿La violencia con la que detienen a las mujeres migrantes y separan a sus hijos de ellas, ejemplifica la perspectiva de género?

El gobierno mexicano acepta las difíciles condiciones por las que atraviesan los ciudadanos afganos, reconoce el retroceso que ha habido en materia de derechos humanos que afectará sobre todo a las mujeres y por lo tanto reconoce que los ciudadanos de Afganistán necesitan protección por razones humanitarias.

Políticas migratorias de México dejan fuera a personas en riesgo

No obstante, no se reconoce que la situación en Haití y en países Centroamericanos justifica que sus ciudadanos puedan pedir refugio en México.

Haití lleva años atravesando:

  • Una crisis humanitaria
  • El 60% de la población vive en pobreza
  • La desnutrición infantil va en aumento
  • Los terremotos han dejado miles de muertos
  • Ha aumentado la violencia debido a la inestabilidad política

Y Honduras —el país del cual México recibe más solicitudes de refugio— es uno de los Estados más violentos del mundo y el segundo de América Latina con el índice más alto de feminicidios. Entonces, ¿por qué se recibe con los brazos abiertos a los refugiados afganos, pero con violencia y represión a los centroamericanos y haitianos?

La mayoría de la población proveniente de Haití no habla español, sin embargo, no se les proporcionan interpretes del creole que les permitan entender el sistema migratorio mexicano, las opciones que tienen y su derecho a pedir asilo.

De igual manera, esta contradicción y racismo se refleja al ver el porcentaje de mujeres que México acepta como refugiadas. Por un lado, se reconocen como refugiadas el 98% de aquellas provenientes de Venezuela, mientras que solamente se reconoce al 20% de aquellas provenientes de Haití.

Lo más grave es que estas acciones represivas, violentas y enfocadas a la contención y deportación no han servido para detener la migración. De hecho, los flujos han seguido aumentando y el uso desproporcionado e injustificado de la fuerza solamente ha resultado en violaciones masivas a derechos humanos.