Estados Unidos y México siguen expulsando migrantes hacia la frontera El Ceibo, en Guatemala, donde no existen las condiciones adecuadas para recibirlos. Los deportados llegan desorientados, sin dinero y a cientos de kilómetros de su lugar de origen, sin el apoyo de autoridades locales.
“Lo que se puede notar es una ausencia total del Estado”, indicó Leonel Dubón, director de la organización Refugio de la Niñez. “Es un punto fronterizo que bajo ningún punto de vista reúne condición alguna para poder atender los flujos migratorios como se están dando”.
Dubón afirma que todos los días llegan camiones con migrantes, la mayoría durante la tarde, casi por la noche. Esta situación provoca mucha incertidumbre a los migrantes que no saben a dónde dirigirse.
Según los reportes de los deportados, su viaje de regreso comienza muy temprano por la mañana. Suben a las personas a un avión con dirección a Villahermosa y de ahí a autobuses que van hasta el punto fronterizo.
“Algunos agentes migratorios mexicanos les han indicado que esta es una lección para que aprendan a dejar de insistir en irse para Estados Unidos vía México” refirió Dubón.
Las deportaciones son diarias, incluyendo familias e incluso, menores no acompañados. Sin dinero y en medio de un lugar remoto, van buscando cómo retornar a sus comunidades. No les queda de otra más que conseguir “trabajitos” para poder regresar con sus familias.
Sólo algunos de los deportados buscan regresar a México con la finalidad de llegar de nuevo a Estados Unidos. La frustración y el dolor que han vivido en el retorno los hace desistir de querer volver a intentarlo.
Manejo ineficiente de las deportaciones
Mientras tanto, autoridades de migración aseguran que han pedido a Estados Unidos que se retomen los lugares establecidos para la recepción de deportados.
De acuerdo con el director del Instituto Guatemalteco de Migración, Stuard Rodríguez, el canciller guatemalteco ya tiene negociaciones con México y Estados Unidos para ver como mejorar los procedimientos.
Sin embargo, Dubón considera que la respuesta de Guatemala es tardía e ineficiente para las personas, pues considera que es urgente que el país disponga de autobuses para ayudar a la gente a regresar a sus comunidades.
Hay personas que tardan dos o tres días para retornar a sus lugares de origen. Además, no se puede olvidar que también hay migrantes salvadoreños y hondureños, quienes están aún más lejos de sus casas.