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Élmer Córdova: el rostro de lo que las familias atraviesan para velar a sus migrantes

La familia de Élmer Córdova no sabe qué fue lo que sucedió con él. El gobierno de su país no ha sabido darles el apoyo necesario. | Foto: Cortesía.
El caso de Élmer Córdova es el de miles de migrantes que mueren en países ajenos al suyo. Volver a verlos es un calvario para sus familias.

Élmer Francisco Córdova Archaga tenía 26 años. Salió de Honduras hacia Estados Unidos el 4 de junio de 2021. Habló con su familia todos los días hasta el 14 del mismo mes, cuando les dijo que iba saliendo de un albergue. Lo que siguió después de eso fue una llamada de la cancillería hondureña a su hermano diciéndole que Élmer había fallecido.

El caso de este migrante originario del municipio de Victoria no es muy distinto al de miles de migrantes más. Élmer decidió salir de su país para ayudar a su familia.

“El vivía con mi hermana y una sobrina. No estaba casado. Se había hecho responsable de ellas porque el papá de la niña las abandonó y mi madre falleció. Decidió irse para mejorar sus condiciones de vida”, cuenta su hermano Javier.

Desafortunadamente, lo que sucedió con Élmer cuando estuvo en México también es muy parecido a lo que sucede con muchos migrantes más en su tránsito por dicho país. Aquí, él perdió la vida sin que sus hermanos sepan cómo sucedió.

El caso de Élmer Córdova y la negligencia de las autoridades

Javier Córdova recibió una llamada de la cancillería hondureña de México el 18 de junio. Los funcionarios le dijeron que habían encontrado un cuerpo con las identificaciones de su hermano Élmer, y que necesitaban algunos datos suyos y de sus familiares para corroborar su parentesco. Sólo podrían reclamar el cuerpo.

Hubo problemas para realizar el trámite debido a que el apellido de su padre no coincidía con el suyo por una letra en uno de los documentos. Pero ese no fue el único problema burocrático al que la familia de Élmer se ha enfrentado para volver a verlo, aunque sea para despedirse de él.

Y es que la cancillería de Honduras no le dio más información sobre el caso. No le dijo qué le había sucedido a su hermano ni dónde estaba el cuerpo. Tampoco le mostró alguna fotografía para identificarlo.

Foto: Cortesía
Foto: Cortesía

De hecho, Javier narra que él pudo confirmar la identidad de Élmer gracias a una foto publicada por un medio de noticias de Tlaxcala, el estado mexicano donde hallaron su cuerpo.

Javier Córdova llamó a la cancillería de su país para informar que había identificado a Élmer por otra vía. Aun así, la cancillería siguió retrasando los trámites. Finalmente le ofreció a Javier hacerse cargo del proceso él solo, pero tenía que renunciar al apoyo del gobierno.

Los dos hermanos de Élmer aceptaron. Ahora, a través de una campaña están recaudando los $2 mil 945 dólares que se necesitan para el traslado del cuerpo. Por su parte, una funeraria en México está terminando los trámites necesarios. El gobierno de Honduras, dice Javier, finalmente se libró de ellos.

“Era lo que querían. Su actitud es de alivio porque ya no tenemos que estarles llamado, aunque realmente no hicieron mucho además de solicitar información al gobierno mexicano”.

Por su parte, el Instituto Nacional de Migración en México tendió la mano a la familia de Élmer. Se espera que sus restos regresen a Honduras este 8 de julio.

El mismo rostro de miles de migrantes fallecidos en México

La familia de Élmer Córdova aún no sabe qué fue lo que sucedió con él. En un reporte, la Fiscalía de Tlaxcala dijo que su cadáver no presentaba rastros de violencia según cuenta Javier. Sin embargo, agrega, las fotos proporcionadas por la cancillería hondureña muestran lo contrario.

Dicha cancillería promete que realizará una investigación sobre las causas de muerte de Élmer. “No se encargaron del cadáver de mi hermano, ¿cómo se van a encargar de una investigación sobre su muerte?”, dice Javier.

A él, el gobierno hondureño le dijo que no tenía presupuesto suficiente para pagar la repatriación de Élmer. También le dijo que los trámites necesarios corrían por cuenta del gobierno mexicano.

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A pesar de estos obstáculos, Javier está cerca de volver a ver a su hermano. Sin embargo, miles de familias cuyos hijos, hermanos o padres migrantes perdieron la vida cruzando México no han podido reunirse con sus seres queridos.

Foto: Cortesía
Foto: Cortesía

Este es un caso individual, pero durante los últimos años, decenas de centroamericanos han sido asesinados en grandes masacres. En algunos de estos casos, como lo acontecido en la masacre de Camargo, Tamaulipas, la presión de los medios de comunicación y de organizaciones de la sociedad civil han servido para que las autoridades rindan cuentas.

De hecho, Javier reconoce la ayuda de la organización Las Vanders y de periodistas como Daniela Rea para recuperar el cuerpo de Élmer. También, el hecho de que la Embajada de México en Honduras realmente hizo su trabajo y agilizó el proceso.

No obstante, lamenta que haya familias que deben esperar hasta dos años para repatriar los cuerpos de sus seres queridos. La negligencia y el desinterés de las autoridades agravan el sufrimiento por la pérdida de un familiar. Además, provocan que muchos cuerpos se pierdan y otros terminen en fosas comunes.

“Ya no puedo recuperar nada”, dice Javier. Sin embargo, reconoce que con dar su testimonio puede hacer algo “por todos los muertos que quedan de Honduras y de otros lugares”.

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