Dentro del plantel de secundaria, es un chico más. Habla poco porque no domina el español al 100 por ciento, pero toma sus clases y debe cumplir con sus tareas como el resto de sus compañeros.
Está en México porque sus padres fueron deportados de Estados Unidos. Su aspiración es regresar algún día a ese país o vivir una vida transfronteriza: cruzar diariamente de Tijuana a California y regresar a México después de su jornada de trabajo.
Es la situación de cientos de adolescentes que, junto con sus padres, migraron de Estados Unidos a México y ahora cursan la secundaria en alguno de los planteles de la zona metropolitana de Tijuana, que abarca tanto dicho municipio como Tecate y Playas de Rosarito.
Hacer visible este sector de jóvenes, de los cuales 70 por ciento es de nacionalidad estadounidense y 45 por ciento cuenta con doble nacionalidad, fue posible con la aplicación de la Encuesta sobre Integración Escolar y Migración (ESIEM), desarrollada por investigadores y colaboradores de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
La encuesta fue aplicada en el periodo de abril a junio de 2017 en 86 planteles de la zona metropolitana de Tijuana y contempló entrevistas a mil 10 estudiantes de secundaria, de los cuales 463 son estudiantes transnacionales, es decir, que cursaron parte de su educación en Estados Unidos.
El resto de los estudiantes conformaba un grupo control integrado por aquellos que no han tenido una experiencia en el sistema educativo de Estados Unidos y tampoco han vivido en dicho país, lo que permitió a los investigadores realizar comparaciones en el desempeño de ambos tipos de alumnos.
La ESIEM fue realizada con financiamiento del fondo de Investigación Básica SEP-Conacyt 2015 y con la colaboración del Programa Binacional de Educación Migrante (Probem) del Sistema Educativo Estatal (SEE) de Baja California.
Estudiantes transnacionales
De acuerdo con la Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre 2010 y 2015 alrededor de nueve mil 500 menores entre los cinco y 17 años de edad llegaron de Estados Unidos a Baja California.
La doctora Eunice Vargas Valle, investigadora del Departamento de Estudios de Población de El Colef y coordinadora de la ESIEM, precisó que de esa población de menores, alrededor de seis mil 500 viven en la zona metropolitana de Tijuana y aproximadamente mil se encuentran en nivel secundaria.
Expuso que para la ESIEM se seleccionaron estudiantes de secundaria como el foco de estudio, debido a que es en el nivel medio superior donde se han documentado mayores índices de deserción escolar en el sistema educativo mexicano, además de que en la secundaria los jóvenes pasan por múltiples cambios en los que requieren apoyo para transitarlos.
Además de la deportación, el divorcio o situaciones laborales de sus padres son los motivos más comunes por los que los estudiantes migrantes llegan a Tijuana.
“Sale a relucir que son invisibles. Si los ves entre un grupo de 40 chicos, se pierden, y más si no hablan, nada más realizan sus tareas, sobre todo los chicos que tienen poco tiempo de haber llegado y no han logrado una adaptación, esos chicos pueden permanecer invisibles”, afirmó.
Señaló que los estudiantes son transnacionales en muchos aspectos, pues no solo está el hecho de que tuvieron una experiencia escolar en Estados Unidos, sino que mantienen nexos familiares en ese país: una tercera parte de los estudiantes tiene a su padre en el país vecino y uno de cada cinco estudiantes tiene un hermano en territorio estadounidense.
De la encuesta se desprende que la mayor parte de los estudiantes pertenece a un estrato socioeconómico de nivel medio.
Diseño de una herramienta
El cuestionario utilizado por los investigadores como instrumento en la ESIEM constó de aproximadamente 120 preguntas divididas en seis módulos que recabaron información sobre las trayectorias migratoria y escolar de los estudiantes, su proceso de integración escolar y las características sociodemográficas de su hogar.
La encuesta también recaudó información sobre trayectorias de residencia, apoyo social en el hogar y características de vivienda, mencionó el doctor Rodrigo Aguilar Zepeda, profesor investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población (CIEAP) de la Universidad Autónoma del Estado de México (Uaemex) y colaborador en la ESIEM.
“Necesitamos saber sus trayectorias migratorias y escolares para poder relacionar, explicar si la migración, el movimiento como tal, tiene efectos en las trayectorias escolares. Eso nos da pie para saber qué tanto se ha movido el niño, porque a partir de los censos del Inegi se puede ver que el niño hace cinco años vivía en Estados Unidos y ahora vive en México, pero en ese intervalo no sabes cuántas veces se movió”.
Otro de los módulos centrales del cuestionario es sobre integración escolar, desarrollado a partir de investigaciones que se han realizado en otros países y contextos migratorios, y que permitió a los investigadores recopilar información sobre las percepciones de los estudiantes respecto al entorno escolar.
Aspectos como su gusto por la escuela, el apoyo que reciben de maestros, si tienen amigos en el plantel, fueron analizados en este módulo que introdujo a los especialistas en los procesos de integración escolar de los estudiantes.
El doctor Rodrigo Aguilar puntualizó que un comportamiento generalizado en los resultados de la encuesta y en particular en el módulo de integración escolar, fue que entre más tiempo había pasado desde el arribo de los estudiantes a México, mayor adaptación al entorno escolar reflejaban en sus respuestas.
“A los recién llegados no les gusta o les gusta poco cómo enseñan los profesores, a diferencia de quienes tienen seis o más años en México, el porcentaje de los estudiantes que dicen que no les gusta cómo enseñan los maestros es menor”.
Protocolo de bienvenida
La aplicación de la ESIEM dotó a los investigadores de elementos para describir el contexto en que se desempeñan los estudiantes transnacionales, las dificultades que enfrentan como producto de los movimientos migratorios de sus padres y sus percepciones respecto al entorno escolar en que se insertan en México.
Esto representa el punto de partida para el diseño e implementación de estrategias que faciliten la transición de los estudiantes y que reduzcan las posibilidades de que el alumno opte por la deserción escolar.
La doctora Eunice Vargas, coordinadora de la ESIEM, consideró necesario que —como primer paso— las autoridades educativas estén al tanto de quiénes son los estudiantes recién migrados y los introduzcan al sistema, es decir, que se implemente un protocolo de bienvenida.
“Los sistemas en Estados Unidos y México son muy diferentes, las convenciones sociales, las normas, cómo los van a calificar, quién es quién en la escuela, son muchos detalles que parecerían ser triviales porque una persona que ya ha estado en el sistema los desarrolla de forma casi automática, pero sobre todo para los estudiantes transnacionales de primero de secundaria debería haber una bienvenida con esta información”.
Puntualizó que otra de las estrategias que pueden aplicarse como parte de la bienvenida es presentar a los estudiantes recién migrados de Estados Unidos a Tijuana, con otros estudiantes transnacionales o con otros alumnos que dominan el idioma inglés, de tal manera que se sientan identificados y puedan tomar un rol activo en el plantel.
Para el doctor Rodrigo Aguilar, investigador de la Uaemex, la adaptación de los estudiantes transnacionales en el sistema educativo mexicano es un proceso que eventualmente ocurre; no obstante, la intervención de las autoridades educativas incide en el tiempo por el que se prolonga este proceso.
“Si tú puedes de alguna forma hacer que sus procesos de integración escolar sean más sencillos, le estás pegando directamente a uno de los factores que a los chicos les afecta en todo el contexto general de lo que significa para ellos migrar”, concluyó.
Texto Agencia Informativa Conacyt