Como en el libro del escritor Gabriel García Márquez, la suerte para el mexicano Rubén Cárdenas Ramírez estaba echada.
Pese a la tensión e incluso la ligera esperanza de salvar su vida, Cárdenas murió la noche de este miércoles a las 10:26 p.m.
A través de una inyección letal, que le fue aplicada en la prisión de Huntsville, Texas, el guanajuatense pagó su pena por haber secuestrado, violado y matado a su prima Mayra Laguna hace 20 años.
La ejecución fue retrasada varias horas mientras el máximo tribunal examinaba una apelación interpuesta por el gobierno mexicano, que reclamaba las irregularidades en el proceso legal del hombre de 47 años.
De acuerdo con Mundo Hispánico, luego de la ejecución, las autoridades facilitaron una copia de una nota escrita a mano por el reo, en la cual agradecía a su familia por su apoyo a lo largo de los años.
Antes de ser ejecutado, Rubén pidió usar el teléfono e hizo una llamada, cuyo destinatario no quiso revelar.
La última comida del mexicano consistió en dos tacos de carne asada y arroz, menú del día para la unidad de reos en la que fue asignado a esperar.