“Haremos nuevamente de Estados Unidos un país fuerte, rico, seguro y orgulloso de sí. Volveremos a ganar como nunca antes y traeremos de regreso las fuentes de trabajo perdidas”, afirmó Donald Trump durante el discurso inaugural que le formalizó como en el 45º Presidente de los Estados Unidos.
Y en esas primeras palabras dirigió un mensaje tácito, pero claro a México: “Cerraremos las fronteras y devolveremos al pueblo la riqueza y los sueños que han perdido. Nos protegeremos de otros países que manufacturan nuestros productos, roban nuestras fábricas y destruyen nuestras fuentes de trabajo. A partir de ahora, toda decisión sobre comercio, impuestos, inmigraciones y política exterior que tomemos tendrá como prioridad el beneficio de los trabajadores y de las familias estadounidenses”.
En un mensaje con un acentuado tinte nacionalista, el republicano juró su nuevo cargo como mandatario ante John Roberts, presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en el Capitolio.
Desde la ciudad de Washington DC, agradeció a Barack y Michelle Obama la ayuda que le prestaron durante el proceso de transición.
No más abusos de políticos
Donald Trump fue enfático al afirmar que su gobierno tiene como prioridad devolver el poder al pueblo.
“Hasta ahora, los políticos se beneficiaban y florecían a costa de los ciudadanos. Las victorias de los gobiernos no eran las de la gente. (Los políticos) celebraban en la capital de EEUU, pero poco había por celebrar entre las familias que luchan día con día por salir adelante. Pero todo esto cambiará en este momento. Comenzamos aquí y ahora”, dijo.
“Le estamos devolviendo el poder al pueblo. Ésta es su celebración. Éste es su país. El 20 de enero del 2017 será recordado como el día en el que el pueblo se convirtió nuevamente en quien gobierna al país”, refirió.
El Presidente entrante aseguró que los hombres y las mujeres de EEUU ya no serán olvidados. “Los estadounidenses quieren buenas escuelas, buenos vecindarios y buenos empleos. Son demandas justas. Solo exigen lo que merecen y lo tendrán”.
Aseguró que ya no se verán más madres e hijos atrapados por la pobreza o fábricas cuyas puertas cerradas parecen lápidas. “Somos una sola nación, el dolor y los sueños de los nuestros. Compartimos el mismo corazón y destino gloriosos. Mi toma de juramento significa hoy una alianza entre todos los estadounidenses”, añadió.
No subsidiaremos a los otros
Previamente, el presidente de EEUU y su nuevo gabinete habían participado en un servicio religioso realizado por el pastor Robert Jeffress -criticado por su posición radical ante la comunidad gay y los musulmanes, entre otros- en la Iglesia Episcopal de Saint John.
El primero discurso del republicano como mandatario de los Estados Unidos habló fuerte y claro sobre su intención de aplicar una política proteccionista.
“Por décadas hemos enriquecido a industrias extranjeras a expensas de los Estados Unidos. Hemos subsidiado a los ejércitos de otros países mientras nos olvidamos de nuestros militares que viven en necesidad. Hemos defendido las fronteras de otras naciones sin defender las nuestras. Y hemos hecho ricos a otros países a costa nuestra”, refirió.
“Muchas fábricas han cerrado y abandonado EEUU. Se han perdido millones de trabajos. Y la riqueza de nuestra clase media fue a distribuirse en todo el mundo. Pero eso es el pasado. Ya no subsidiaremos a nadie más”, afirmó.
Y añadió que una nueva visión gobernará el territorio estadounidense. “De ahora en adelante Estados Unidos es lo primero”, dijo entre aplausos de los asistentes a la ceremonia de asunción del cargo.
Donald Trump aseguró que su gobierno aplicará dos reglas simples: comprar lo estadounidense y construir en EEUU.
“Buscaremos amistad con otros países, pero siempre bajo el entendido de que es el derecho de todas las naciones colocar en primera instancia sus propios intereses. No vamos a imponer nuestro modo de vida a nadie, pero vamos a brillar para que todo mundo pueda seguir nuestro ejemplo”.
Finalmente, aseguró que la Biblia dice que es bueno y placentero que el pueblo de Dios viva en unidad. Y eso es lo que sucederá.
“Jamás les voy a fallar. Nuestro país va a florecer de nuevo”, añadió.
El Presidente hizo referencia también al mosaico multicultural y multiétnico que es EEUU asegurando que sin importar el color de la piel, todos los estadounidenses comparten la misma sangre roja de patriotas, las mismas libertades y la misma bandera.
Y concluyó con su lema de campaña: “¡Hagamos nuevamente grandiosos a los Estados Unidos!”.
