Para cualquier persona migrante, el celular es un objeto necesario debido a la tranquilidad que le da el estar comunicado con su familia en su país de origen.
Además, le permite conocer las rutas migratorias más “seguras” —donde hay menos policías y menos accidentes—, ya que puede obtener esta información a través de sus amigas/os que se adelantaron, o a través de páginas encargadas de publicar estas noticias.
En el caso de las niñas, niños o adolescentes que viajan en grupos y sin sus familiares, el celular es mucho más que un objeto para hacer llamadas o para jugar.
Si bien es su pasatiempo, es también la única manera de mantenerse en contacto con sus familiares, tanto en sus países de origen como de quienes los esperan en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, les permite comunicarse con personas que han seguido su mismo camino, lo que les ayuda a conocer las rutas más seguras. Por lo tanto, es una herramienta que les permite reducir riesgos para salvar su vida.
En algunas ocasiones, personas de sus redes les hacen cambiar de idea y deciden quedarse en México a pedir el refugio.
Como consecuencia, un mensaje de un amigo que ya migró puede ayudar mucho al joven que apenas emprenderá su camino a conocer bien el proceso y enterarse de cambios recientes en las políticas públicas de México o de Estados Unidos.
Generalmente, esos lazos de amistad y apoyo se ven mucho más en la población de Niños No Acompañados que en la población de adultos, debido a la necesidad que tienen de estar acompañados por grupos de amigos de la misma edad y mantenerse informados para seguir su camino de forma más segura en la medida de lo posible.
El celular, una herramienta que da seguridad a los migrantes
Últimamente, se aplica una regla en los albergues o casas de acogida en donde se prohíbe el uso de celulares por horas, en ocasiones dejando a la persona sin su teléfono toda la mañana, con la justificación de que tienen que prestar atención a las actividades organizadas por el albergue, como clases o talleres.
Esto tiende a poner a la población joven de mal humor porque no les explican por qué no pueden tener su celular personal con ellos.
Además, la persona responsable de guardar esos celulares es la encargada de la seguridad, la cual, con su uniforme, genera miedo en la población.
Por otro lado, muchas organizaciones que trabajan con personas migrantes se dieron cuenta de la importancia y la necesidad de mantener informada a la población sobre las rutas de migración, sus derechos humanos y principales riesgos.
De igual manera, concluyeron que era fundamental documentar sus experiencias, publicarlas y difundirlas para que estén al alcance de todas las personas migrantes.
Entre los sitios web de gran ayuda para una persona migrante resalta el del grupo de Inmovilidades, donde un grupo de antropólogas/os hacen varias actividades con y para los migrantes.
Entre ellas está: un mapeo de las zonas que tienen mayor población migrante, las rutas menos peligrosas, así como algunas grabaciones con voces de migrantes explicando su situación y cómo se encuentran durante la pandemia.
Al mismo tiempo, los datos están actualizados y tiene un apartado que lleva el nombre de “respuestas sociales”, donde pueden encontrar artículos, conversatorios y diversas actividades. Es uno de los sitios que más voz da al mismo migrante porque está en el centro de la acción.
Personalmente, al conocer al equipo en México, me hace confiar más en los resultados presentados.
Son muchos los ejemplos que demuestran la importancia de que cada persona migrante lleve su celular consigo en todo momento, pero es más necesario para las/os NNA no acompañadas/os al hacerles sentir más seguras/os en este viaje que decidieron tomar.
Nosotros como sociedad, si bien no podemos comprarle un celular a cada una/o, simplemente podemos asegurar que pasen seguras/os sin que nadie les robe sus pertenecías.
Asimismo, podemos recargar su celular para asegurar que tengan datos de internet, ya que vienen con pocos recursos económicos.
