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¿Crisis migratoria o consecuencia de políticas inhumanas?

Con el pretexto de la Covid-19 se puso en marcha una política migratoria para cerrar la frontera de EEUU, esto desató la crisis migratoria. Por. Suchita Mathur, abogada estadounidense, Instituto para las Mujeres en la Migración, AC

En las últimas semanas ha sido constante la difusión de información sobre una “crisis en la frontera norte” de México “causada por las personas migrantes”. Aparentemente, al menos esa es la sensación, ambos gobiernos, mexicano y estadounidense, están haciendo todo lo posible por responder a ella. Nada más lejos de la verdad. Lo que está sucediendo es el resultado de políticas migratorias inhumanas que niegan el derecho a solicitar protección internacional a miles de familias que huyen de la violencia. Legado de Donald Trump.

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En marzo de 2020, el entonces presidente de Estados Unidos (EE.UU.) bajo pretexto de la Covid-19 puso en marcha una política para cerrar la frontera con México, Expulsiones Título 42, que establece que debido al coronavirus queda prohibida la entrada de personas con estatus migratorio irregular provenientes de Centroamérica, quienes serán expulsadas inmediatamente al país de último tránsito. Aparentemente una “política de salud” que casi no cuenta con el apoyo de personas expertas en salud pública.

Si la política fue implementada, aparentemente, para salvaguardar la salud de la población estadunidense, ¿por qué los miles de trabajadores que cruzan a diario la frontera o los turistas que vuelan cada día no representan una amenaza similar?, ¿por qué el gobierno estadounidense no ha modificado esa política si es de los principales países con enormes avances en la vacunación?, claramente la salud pública fue la excusa, y la administración de Joe Biden tiene que ponerle fin y restaurar el acceso al asilo.

Familias migrantes, los más afectados por la nueva política migratoria

La población más afectada son las familias que están huyendo de la persecución y la violencia en sus países. Desde marzo de 2020 a la fecha se han registrado más de 700 mil expulsiones. Las familias, incluida niñez y adolescencia, expulsadas a México siguen experimentando altos índices de violencia, que incluyen violaciones, secuestros y amenazas.

Estas agresiones también están ocurriendo en suelo estadounidense. Una solicitante de asilo embarazada fue devuelta a México después de entrar en trabajo de parto, mientras estaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. (CBP); al menos tres mujeres que dieron a luz en EUA han informado que ellas, junto con sus hijas e hijos recién nacidos ciudadanos estadounidenses, fueron expulsadas; y se han presentado numerosas quejas sobre los abusos que sufren las personas migrantes bajo custodia de CBP.

No, no es un crisis provocada por las personas migrantes sino por los gobiernos. Tanto por quien no le pone punto final a esa política, como por quien la aceptó.

Si la administración de Joe Biden tardará algún tiempo en restablecer por completo su sistema de asilo, debe permitir que todas las familias que se presentan ante las autoridades migratorias en su frontera sur puedan solicitar asilo de inmediato. Es posible.

Excepciones a la regla causan más mal que bien

Actualmente hay una excepción y se permite que la niñez no acompañada, y algunas familias con niñas y niños pequeños, crucen la frontera. Estos incentivos perversos han obligado a muchas madres y padres, preocupados por sus hijas e hijos, a tomar la terrible decisión de enviar a sus niñas y niños al otro lado de la frontera.

Otros, que ya se encuentran en EE.UU. desde hace mucho tiempo, enfrentan la posibilidad de que sus hijos sean detenidos y deportados por agentes del Instituto Nacional de Migración en México, a escasos kilómetros de la frontera con EE.UU. No obstante, ante la falta de claridad, ha llevado a la separación familiar de miles de niñas y niños. Esto ha creado confusión entre la población migrante, y ha dejado la puerta abierta a los traficantes y la delincuencia.

El costo de separar a las niñas y los niños de su madre, padre u otros familiares es inmenso, desde una perspectiva humana y financiera. La niñez que terminan en custodia de migración experimenta trauma y altos niveles de estrés que resultan en problemas de salud mental y condiciones médicas crónicas. Además, a menudo tienen pensamientos de auto-daño, no tienen acceso a programas educativos e incluso han descrito que no reciben suficiente comida o acceso al baño.

Ninguna de estas consecuencias del Título 42 fue imprevisible, como reconoció la vicepresidenta Kamala Harris cuando todavía era senadora de los EE.UU. La única solución para la administración Biden es rescindir la política y trabajar para remediar el daño a las familias.

La próxima vez que leamos, veamos o escuchemos sobre una “crisis migratoria” valdrá la pena preguntarnos cuál es la responsabilidad de EE.UU. y porqué es “más fácil” creer que los responsables son las personas migrantes y no las acciones de los gobiernos.