Cuando comenzó su apuesta por la presidencia en 2015, la narrativa antinmigrante, como sus críticos la denuncian, se convirtió en el centro de la campaña de Donald Trump. Él prometió frente a audiencias entusiasmadas construir un muro en la frontera y sostuvo que México “no envía a su mejor” gente al territorio estadounidense, después de afirmar que llevan drogas, crimen y que son violadores, en un discurso que hoy en día sus admiradores frecuentemente se apresuran para recordar que el presidente no dijo que todos los mexicanos lo fueran.
Pero Barack Obama, quien estuvo dos periodos en el poder, tampoco fue un balcón de esperanza para la comunidad migrante: coloquialmente fue bautizado como el “deporter in chief” a causa los millones de personas sin documentos a quien deportó, aunque la administración sostiene que se hizo con recién llegados y con criminales, a diferencia de personas migrantes que han formado familias en Estados Unidos.
En la noche del segundo y último debate presidencial, Joe Biden, el contrincante demócrata de Trump, prometió que habría un camino a obtener ciudadanía para los beneficiarios del programa DACA que comenzó con Obama –comúnmente conocidos como dreamers– personas que en su niñez arribaron al país como inmigrantes junto a sus padres, sin estatus legal.
En muchos casos, no sabían que no tienen documentos.
Sin embargo, la pregunta para organizaciones civiles y para los propios inmigrantes perdura:
¿De llegar Joe Biden a la presidencia, se impulsaría la reforma migratoria?
¿Crearía él un discurso altamente polarizado al de su contrincante con respeto a los migrantes en Estados Unidos?
Y otra pregunta surge entre el clima político actual y entre dos países que son vecinos y que inevitablemente deben trabajar en conjunto. ¿Hacia dónde van ambos países?
Una relación complicada
La relación entre México y EEUU ha sido complicada, sostiene Earl Anthony Wayne, quien fue exembajador de Estados Unidos en México de 2011 a 2015, mientras la administración de Obama estaba en el poder.
Él describe las interacciones entrelazadas que ambos países intercambian.
Ciertamente, hay personas mexicanas que hacen familias en Estados Unidos y que aportan al país con su labor.
Para 2019, en Estados Unidos había un total de 39 millones de mexicanos, detalla el Anuario de Migración y Remesas 2020 de BBVA.
Además, esto supone una aportación para México: las remesas podrían llegar a 39 mil 500 millones de dólares en 2020, según BBVA.
El exembajador dijo a Verificado-Conexión Migrante que entre ambos países nunca hay un periodo en el que no haya problemas que arreglar.
Existieron cuatro pilares durante la administración de Obama en la administración entre México y Estados Unidos:
- La economía
- La seguridad pública
- People to people (intercambios de personas como estudiantes o emprendedores para aprender) y
- La frontera e inmigración
“Yo diría que, durante los años de Obama, el tenor general de la relación fue tratar de encontrar soluciones a los problemas y reducir la cantidad de una especie de retórica no muy constructiva de criticar a un lado o al otro”, expresó Wayne.
Sin embargo, a partir de 2016, la narrativa cambió. El presidente Donald Trump, mientras en campaña en 2015 y 2016, comenzó a alimentar a la opinión pública un discurso que separa a personas sin documentos del resto de la gente.
Para Carlos Arango, presidente del Frente Nacional de Inmigrantes, una organización en Estados Unidos, la administración de Trump ni siquiera permite un diálogo en cuanto al tema de inmigración.
Incluso, tiene un enfoque de comercio. “La administración Trump se centra en la inmigración en el comercio, casi con exclusión de todo lo demás. Y eso tiene un gran impacto en las relaciones de Estados Unidos con México”, dijo Charles Shapiro, exembajador de Estados Unidos en Venezuela en una sesión informativa con los Foreign Press Centers del Departamento de Estado.
¿Qué fue del intento de la reforma en años de Obama y qué pasó después?
El concepto de “reforma de migración comprensiva” comenzó a generar notoriedad en 2001 y legalizaría a inmigrantes indocumentados y hubiese podido atraer a futuros trabajadores que el mercado laboral estadounidense necesitara, de acuerdo con el Instituto de Política de Migración (Migration Policy Institute).
Barack Obama dijo a Univisión en 2012 que la falta de la reforma migratoria había sido su peor falla.
Una de sus promesas, publica The Guardian, fue que durante su primer año de mandato iba a permitir un camino a obtener ciudadanía o residencia para muchos migrantes indocumentados.
En 2013, el Senado, que tenía mayoría demócrata, aprobó la Ley de Seguridad Fronteriza, Oportunidades Económicas y Modernización de la Inmigración (Border Security, Economic Opportunity, and Immigration Modernization Act).
Sin embargo, la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, no la consideró.
En el segundo y último debate presidencial de 2020, Joe Biden admitió que él y Obama cometieron un error al no lograr esta reforma durante su gestión.
Sin embargo, el presidente del Frente Nacional de Inmigrantes señala que precisamente el movimiento de los inmigrantes en Estados Unidos ayudó al triunfo de Obama.
De hecho, en 2008, el 67% del voto hispano fue para él; en su reelección en 2012, el 71%, revelan datos del New York Times.
Arango, del Frente Nacional de Migrantes, expresa que Obama no se movilizó durante sus primeros años para atender la problemática de personas sin documentos.
“Le dijimos que si no iba a haber una reforma migratoria, no íbamos a votar por él; no legalización, no voto”, dice Arango
Los números del Instituto de Política de Migración indican que hubo 5 millones 281 mil 115 deportaciones en la administración de Obama: 3 millones 94 mil 208 remociones (cuando obligatoriamente desplazan a no ciudadanos fuera de Estados Unidos con una orden formal) y 2 millones 186 mil 907 regresos (cuando alguien es detenido en su frontera intentando entrar sin autorización).
Las remociones con Obama han sido el número más alto en la historia del país.
Pero bajo la administración de Trump, “cualquiera que fuera encontrado o encontrado que estaba en Estados Unidos ilegalmente estaba sujeto a ser enviado a casa”, dice Wayne, a pesar de haber formado familias.
También ha habido fuertes controversias en la frontera actualmente.
No se ha podido localizar a 545 padres de niños que fueron separados en la frontera por la autoridad estadounidense, reporta New York Times.
Wayne, exembajador de EEUU, comenta que hubiese sido de gran ayuda que el país aprobara la reforma migratoria y se hubieran regularizado los indocumentados.
¿Y por qué se busca legalizar a migrantes indocumentados? Porque son parte de la clase trabajadora estadounidense y aportan al país, dice Carlos Arango. “Son seres humanos que, igual que nosotros, producen y tienen una historia y una contribución enorme”.
¿Hacia dónde van los países?
Estados Unidos no pudo alcanzar la reforma migratoria, y la administración de Trump no puede tener un diálogo respeto a este tema, como acusa el Frente Nacional de Inmigrantes. Pero México tampoco ha tenido acciones contundentes para proteger a los migrantes.
Wayne afirma que México no tenía servicios fuertes de inmigración para cuidar de los migrantes.
Por ejemplo, incluyendo a migrantes de Centroamérica, estas personas fueron abusadas mientras cruzaban por el país, tenían que pagar por sobornos, mujeres fueron violadas y la gente tuvo que pagar por tarifas para grupos del crimen organizado.
“Creo que México debería ser mejor para poder lidiar con los refugiados y solicitantes de asilo que ingresan a su propio país”, dice el exembajador. Él sostiene que es un problema internacional si se deja entrar a grandes cantidades de personas a un país para poder llegar a la otra frontera, “especialmente si es un país que es tu mayor socio comercial”.
Por otra parte, dice Carlos Arango, el gobierno mexicano debe poner sobre la mesa el tema de los derechos humanos de los migrantes mexicanos.
“De reclamar de que tengan un trato digno, reclamar que tengan movilidad laboral y movilidad humana”. Además, debe destinar recursos para defenderles, como representación legal gratuita.
El gobierno mexicano recortó el presupuesto de consulados y también eliminó el programa 3×1, con el cual migrantes podían hacer mejoras a sus comunidades en México, publicó El Financiero.
El incierto futuro
La reforma migratoria es una exigencia en las comunidades migrantes.
Gilda Meza, coordinadora de comunicación externa de Fuerza Migrante, describe que ha habido décadas de promesas para la comunidad latina en Estados Unidos.
“Sin importar si sea un color o el otro, un presidente o el otro quien gane, sabemos que vamos a tener que seguir trabajando con quien gane y que vamos a seguir peleando por cosas”, sostiene Meza.
En el tema migratorio, si gana Biden, puede ser que esté abierta la administración a una reforma migratoria, afirma Wayne.
Sin embargo, esto dependería de en qué partido se quedaría la mayoría en el Congreso.
Biden también prometió resolver y ampliar el DACA, un programa que Obama introdujo en 2012 para que no se deportaran a personas que arribaron a Estados Unidos o ciudadanía en su niñez.
José María Ramos, profesor del Colegio de la Frontera Norte (Colef), dijo que los migrantes seguirán siendo muy importantes en la relación binacional.
De ganar los demócratas el Congreso y de plantearse temas migratorios, México debe establecer sus prioridades en la materia; por ejemplo, una migración ordenada.
Y si se reelige Trump, lo más probable es que las medidas migratorias actuales persistan.
Wayne comenta que la reciente visita de AMLO a Washington indica que los gobiernos trabajan en conjunto.
Gane quien gane la presidencia en la elección del 2020 en Estados Unidos, esto no garantiza una reforma migratoria, y tampoco habrá certeza de cuánto México se esfuerce por mejorar sus políticas de la migración.