En México, las elecciones presidenciales se centran en quien obtenga más votos en todo el territorio. La idea es simple: quien obtenga la mayor cantidad de votos en el país, gana.
Existen sistemas similares en otros países latinoamericanos, como Guatemala, Honduras, Colombia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile.
Sin embargo, la elección presidencial en Estados Unidos no sigue este esquema. Ahí, el sistema obliga a que sea una competencia por estados. Y la diferencia de votos que se consigan en algunos de ellos, no importa si es grande o pequeña, define los resultados y el rumbo del país en los próximos cuatro años.
El candidato del Partido Republicano es Donald Trump, quien va por la reelección, y el del Partido Demócrata es Joe Biden.
Primero, ¿cómo se elige al presidente?
En realidad, cada estado tiene un peso en los resultados de la elección. Pero el panorama actual, impulsado por el sistema electoral, influye en que la meta de los candidatos sea ganar en los estados determinantes.
Mark J. Rozell, decano de la Escuela de Política y Gobierno Schar de la Universidad George Mason, explicó en una conferencia de los Foreign Press Centers del Departamento de Estado que ambos partidos –Republicano (conservador) y Demócrata (liberal)– “dependen del partidismo consistente y de la polarización en el 80% de los estados de Estados Unidos”.
Hay estados que están altamente polarizados, donde los candidatos ya cuentan con un triunfo prácticamente seguro. Por ejemplo, California y Nueva York casi siempre se “pintan” de azul; o sea, los demócratas ganan en ese estado. Mientras que Alabama y Arkansas, casi siempre se “pintan” de rojo. Es decir, los republicanos ganan este estado.
¿A qué se debe esto? En Estados Unidos, existe el Colegio Electoral. Este es un sistema de voto indirecto que valida al candidato ganador una vez que haya sido elegido por la ciudadanía.
El Colegio Electoral tiene 538 electores repartidos en todos los estados del país. Este número se determina por la población de cada estado.
Por ejemplo, California tiene 55 electores, mientras que Wyoming, 3. Cuando un candidato gana la mayor cantidad de votos de la ciudadanía en un estado, se queda con todos los electores. Es un principio coloquialmente llamado “the winner takes it all” (el ganador se lleva todo).
No obstante, este no pasa con Nebraska y Maine, donde los votos sí se reparten.
¿Y quién gana? El candidato que llegue a 270 electores.
“Swing states”, los que hacen la diferencia
Los swing states, o battleground states, o purple states, (estados oscilantes), son estados que no tienen una preferencia política fija. La tendencia puede cambiar elección tras elección.
Algunos estados ya tienen una preferencia fija, y el número de electores del Colegio Electoral asegurados, los que realmente importan para ganar una elección.
Entonces, los candidatos se concentran en hacer campaña y ganar votantes en los swing states, porque un cambio en la decisión de la ciudadanía de un estado suma o resta el número de electores para un candidato. Esto es una clave para el triunfo.
Por ello, Mark J. Rozell ejemplifica que, bajo este sistema, para Donald Trump sería inviable hacer campaña en California, un estado comúnmente demócrata. “Donald Trump desperdiciaría su dinero y su tiempo yendo ahí tratando de hacer campaña”.
Florida, que tiene 29 votos electorales en el Colegio Electoral, es el estado swing (oscilante) más grande. El Presidente Donald Trump ganó la elección de 2016 en Florida con una diferencia de 1.2 puntos porcentuales, de acuerdo con The New York Times. Esto significa que Trump se llevó los 29 votos electorales, aunque haya habido una pequeña diferencia.
El Colegio Electoral también es la razón por la que una elección presidencial no se enfoca en ganar el voto popular.
Otros estados clave para estas elecciones del 2020: Pensilvania, Nevada, Arizona, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Carolina del Norte, Nuevo Hampshire y Ohio, dijo el decano Rozell.
¿Esta es la mejor forma de elegir representantes?
Existen argumentos tanto a favor como en contra de este sistema.
Algunas voces apuntan que el Colegio Electoral es necesario porque protege a pequeñas partes del país, como las áreas rurales de los estados, para que sean representadas enteramente.
Sin embargo, el periodista Jamelle Bouie escribió en The New York Times que este sistema “no tiene lugar en una democracia que lucha por un estándar de “una persona, un voto”. Además, escribe Bouie, una encuesta del Public Religion Research Institute revela que el 65% de estadounidenses prefiere elegir al presidente mediante el voto popular.
Mark J. Rozell dijo a Verificado-Conexión Migrante que, aunque algunas personas sostienen que el sistema es injusto, lo más probable es que el país no se deshaga del Colegio Electoral. Esto se debe a que se requiere una enmienda en la Constitución de Estados Unidos –un proceso largo y complejo.
“Los estados de población pequeña se benefician del sistema actual porque amplifica su influencia en las elecciones presidenciales. Los estados pequeños simplemente no van a estar de acuerdo en eliminar el sistema actual a favor de un voto popular nacional”, dijo.
La elección de Estados Unidos será el martes 3 de noviembre, aunque están habilitadas las opciones del voto anticipado en varios estados. Consúltalos aquí.