Carmen Bañuelos es una migrante que regresó a México para volver a ver su madre, pues le avisaron que se encontraba muy enferma. Sin pensarlo dos veces emprendió el viaje a su país de origen junto a sus tres hijos nacidos en Estados Unidos, pensó que no sería tan difícil regresar a EU, sin embargo, todo se complicó.
Carmen emprendió su viaje al país vecino desde muy joven, cruzó sola la frontera para encontrarse con su esposo y llegó a Estados Unidos en el año 2000 donde duró 13 años en Chicago, durante ese tiempo trabajo en una fábrica de plásticos y tuvo tres hijos.
Tras enterase que su madre había enfermado, decidió regresar a México con sus hijos. La condición de su madre mejoró pero ella y sus tres pequeños ya no pudieron regresar a EU.
Ella al ver las condiciones, se dedicó a trabajar para que sus niños tuvieran algo mejor, ya que no podía regresarlos a su país de origen, pues viajarían solos y no tendrían con quien quedarse.
Carmen trabajó hasta que un día no pudo mover más su mano derecha, esto causó preocupación entre sus compañeros quienes la llevaron al doctor para sacarse una radiografía.
Al obtener los resultados de la radiografía, la doctora le advirtió que algo “andaba mal”, para estar segura y no preocuparla en vano, la mando a que se realizara otros estudios.
Desafortunadamente el diagnóstico no fue positivo. Fue ahí cuando un doctor, que sin conocerla, recibió su caso y le dijo que le ayudaría, pues necesitaba urgentemente una operación.
“A veces, Dios te pone en tu camino a personas que te ayudarán”, dijo Carmen respecto a doctor quien sin conocerla se ofreció a ayudarla.
Cuando salió de la operación, avisaron a su hermana que Carmen tenía cáncer y necesitaba tratarse inmediatamente, pues su enfermedad ya estaba muy avanzada.
Aunque Carmen asistía a las quimioterapias, cada vez se preocupaba más por dejar a sus hijos solos, pensaba que no les ponía la atención suficiente, así que con todo el dolor de su corazón tomó una de las decisiones más difíciles de su vida: dejó al cuidado de sus niños a unos familiares que vivían en Estados Unidos para su crianza y educación.
Ahora ella anhela volver a verlos, pues con su enfermedad el tiempo que tiene es muy valioso y quisiera compartir con ellos todos los momentos importantes juntos. La distancia de miles de kilómetros la dividen de ellos y para no preocuparlos no les ha dicho lo complicado y difícil que es tener cáncer.
Ella lucha día a día con la enfermedad, cuenta con la esperanza y fortaleza de volverse a encontrar con sus pequeños de 9, 10 y 13 años, que son su vida y su razón de ser. Tiene dos objetivos principales, recuperarse del cáncer y conseguir una visa para volver a abrazas a sus hijos.
Así como muchas mujeres que enfrentan esta horrible enfermedad, Carmen no se encuentra sola y tiene el apoyo completo de sus amigas a las cuales conoció en una Asociaron Civil de mujeres, que de igual manera sufren el difícil proceso del cáncer.
“Las consentidas por dios” es un grupo de aproximadamente 50 mujeres, quienes le ayudan con algunos gastos médicos y la acompañan en el difícil tratamiento, ahora el grupo está en busca de ayuda del gobierno, pues atender la enfermedad es muy caro.