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Katya Cavazos, la psicóloga regia que repatria cuerpos sin ayuda del gobierno

Katya lleva siete años atendiendo de manera independiente a una gran cantidad de migrantes mutilados, mujeres embarazadas por violación y niños con traumas.

Para Katya Cavazos el paso de los migrantes por México se ve afectado mayormente por los prejuicios que tiene la gente y el maltrato que reciben por parte del Instituto Nacional de Migración.

Cavazos es una psicóloga de Monterrey que se dedica de manera independiente a atender emergencias de centroamericanos en tránsito y dedica su vida a la repatriación de cuerpos de migrantes que mueren en su intento por cruzar la frontera con Estados Unidos.

En entrevista con Conexión Migrante, Katya habla sobre su trabajo en su natal Monterrey y las dificultades por las que pasan los migrantes en su paso por el país.

“Monterrey es una ciudad de tránsito, es una ciudad conformada por migrantes y aún así es difícil su paso por la ciudad por los prejuicios que tiene la gente”.

Katya lleva siete años atendiendo a una gran cantidad de migrantes mutilados, mujeres embarazadas por violación y niños con traumas.

Ella comenzó ofreciendo sus servicio como psicóloga, brindando terapias a los migrantes, pero las circunstancias la orillaron a comenzar con acciones más grandes como la repatriación de cuerpos y el rescate de personas que habrían sufrido accidentes en la frontera.

Su trabajo como activista comenzó un día que fue a tomar terapia en Monterrey a un lugar cercano a las vías del tren. Ahí vio a una serie de migrantes que venían huyendo de su país y extrañada por la situación, decidió bajarse y hablar con ellos.

Al contar la historia, Katya suena arrepentida por su forma de tratarlos: “Me comporté como una típica regia y le pregunte ‘¿Si te ves tan bien, por qué no te metes a trabajar?’, en lugar de preguntar si puedo ayudar en algo”.

Un migrante le hizo cambiar su perspectiva del tema al contarle todos los problemas por los que habían pasado en el camino.

“Me dijo que no podía porque tenía una fractura expuesta y una familia viviendo debajo de un puente, me aventó su realidad de la que estaba ajena”, recuerda Cavazos.

Después de su reunión con los migrantes, Katya decidió investigar y pudo contactar al albergue Casanicolás, lugar donde trabajó en el área psicosocial. Un año después decidió salirse, pues se dio cuenta que estaba lleno de irregularidades y realmente no ayudaban a los migrantes en lo que debían.

La también activista asegura que en Monterrey existen varios albergues los cuales no han brindado el apoyo necesario a la causa.

“Prefieren no meterse a eso, pues reciben dinero de otras partes; como yo no tengo compromisos con nadie, es mas fácil para mi moverme”, denuncia.

De hecho, en diciembre del año pasado, el albergue Benito Juárez fue clausurado por Derechos Humanos, debido a las pésimas condiciones en las que se encontraba.

El maltrato que reciben los migrantes de parte del Instituto Nacional de Migración (INM) es un tema que a Katya no deja de mencionar en la entrevista.

“El INM no está rescatando a nadie a la gente la están deteniendo y se la esta llevando de regreso al país, donde probablemente los van a matar”, asegura.

En su trabajo, Katya ha conocido a migrantes centroamericanos que salieron de su país por miedo a ser asesinados por las pandillas, el hambre y la falta de empleo, por lo que considera que es importante informar a la gente que los migrantes no son criminales.

También ha recibido información de los migrantes que le han contado que Migración no ayudan a los centroamericanos a regresar a menos que cometan un crimen.

Su trabajo en la repatriación de cuerpos comenzó mientras trabajaba en el albergue Casanicolás, donde en una ocasión recibió a un migrante en crisis, después de perder a su hermano electrocutado con un cable de contención.

El joven llegó pidiendo ayuda al albergue para encontrar a su familiar, pero nadie en el centro se movió para ayudarlo.

“No puedo dejarlo así, debemos encontrarlo”, le dijo Katya al director del albergue, quien contestó que no había forma de ayudarlos.

Katya decidió moverse por sí sola y con ayuda de varios contactos que conoció en el albergue logró encontrar el cuerpo y repatriar al centroamericano junto a su hermano.

La noticia del migrante llegó a los medios locales y el nombre de Katya Cavazos comenzó a sonar en todo Nuevo León, lo que permitió que la gente conociera su trabajo y comenzaran a pedirle ayuda para atender emergencias de migrantes.

“Empecé a buscar contactos, tengo el respaldo de asociaciones como Derechos Humanos AC de Nuevo Laredo, la Secretaría de Gobernación y los medios de comunicación”, asegura Katya.

Hasta el momento, Katya lleva cinco cuerpos repatriados y decenas de migrantes accidentados a los cuales ayuda a encontrar refugio y atención médica.

Pero asegura que cada vez es más complicado. “Cada vez estoy mas cansada, me gustaría tener gente que me ayude”, dice.

Sobre el poco apoyo que tiene de parte de albergues oficiales del INM, Katya comenta que ella ha tratado de ayudarlos, pero ellos no la ayudan a ella.

Incluso cuenta que una ocasión, la Fiscalía de Atención a Víctimas de Nuevo León, le habló para que los ayudara a atender a un hombre que había sido violado y torturado en la frontera y que se encontraba en una situación muy grave.

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El muchacho hondureño llamado Sergio fue enviado con Katya para que encontrara un lugar para albergarlo en lo que lo regresaban a su país.

Al recibir la atención necesaria, las enfermeras confirmaron que Sergio se encontraba en una situación tan mala que no debió haber salido del hospital desde un principio, lo cual molestó a Katya.

“No pueden lavarse las manos, la Fiscalía lo dejó salir sin importarle su salud”, agrega.

El trabajo de Cavazos empieza donde las dependencias encargadas de ver por los migrantes los abandonan, y es ahí donde mueve sus contactos y conocimientos para atender sus necesidades.

La psicóloga tiene planes para gestionar una asociación de activistas que actúen y trabajen bien.

Katya asegura que, aunque las cosas se han dado para que ella trabaje sola, le gustaría recibir el apoyo de otros activistas dispuestos a actuar en pro de los derechos humanos.

“Lo que necesitamos no es apoyo económico, lo que necesitamos es juntarnos y hacernos más fuertes”.

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