19 de abril de 2025

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Entre el peligro y la esperanza, el recorrido en La Bestia hacia el norte

El recorrido en La Bestia es una travesía peligrosa para migrantes que cruzan México enfrentando riesgos, extorsiones y violencia en su intento por avanzar.

El recorrido en La Bestia sigue siendo uno de los caminos más peligrosos para miles de migrantes que año buscan llegar a la frontera norte de México.

Samuel, un migrante guatemalteco, emprendió este recorrido en el tren desde Arriaga, Chiapas, hasta Mexicali, Baja California enfrentando peligros, largas jornadas de viaje y encuentros con el crimen organizado.

“Yo no conocía La Bestia”

Samuel relató que dejó Guatemala hace cinco meses, llegando al estado de Chiapas, en la frontera sur de México.

Ahí, sin conocer el peligro que implicaba viajar en tren, siguió la recomendación que le hizo una persona local quien le sugirió subir al ferrocarril para llegar al norte.

Al no tener dinero, aceptó la propuesta y se aventuró en el trayecto sin saber lo que le esperaba.

“Yo no conocía La Bestia, me aferré con él. Llegando a Arriaga sin dinero, estuvimos ‘taloneando’ algo para comer y para tomar. Al día siguiente el tren ya iba a salir. ‘Cuando yo suba, agarras la escalera o si no te quedas’, me dijo, y sobres”, comentó.

Durante el recorrido en La Bestia, conoció a otros migrantes, algunos de la tercera edad que no resistían el trayecto y sufrían caídas. También vio a personas en estado de ebriedad que perdieron extremidades al caer del tren.

“Uno quisiera ayudarlos, pero el tren no es como un carro que espere, si yo bajo, me quedo también. Espero que Dios me los bendiga y que la gente en los diferentes estados, les eche una manita”, lamentó.  

Mes y medio de tren y caídas

El hombre de 34 años, detalló que para evitar ser detenido por las autoridades, se escondía antes de subir al tren.

En Oaxaca, viajó sobre los vagones, enfrentando el riesgo de caer en cualquier momento. El frío de la madrugada y la velocidad del tren aumentaban el peligro de resbalar y quedar atrapado entre las ruedas.

“Me he caído algunas veces y al segundo día o tercer día pasa el tren otra vez y otra vez me subía. Al compañero lo perdí en Guadalajara, luego me acoplé con otros compas que ya conocían Mexicali”.

Recordó que el recorrido en La Bestia le tomó un mes y 15 días aproximadamente esto debido a que eventualmente pasaba por situaciones que lo obligaban a pausar.

Por ejemplo, en Sinaloa se quedó dormido sobre un vagón y despertó cuando la locomotora ya se había ido, orillándolo a caminar en las vías del tren hasta encontrar ayuda.

“Venía caminando en las vías del tren y pasaba el tren recio, no podía yo subir, pero gracias a la gente que me ha echado la manita para poder llegar hasta Mexicali”.

El recorrido en La Bestia es una travesía peligrosa para migrantes que cruzan México enfrentando riesgos, extorsiones y violencia en su intento por avanzar.
Samuel contó su experiencia durante el recorrido en La Bestia, hasta la frontera norte de Baja California. Foto: Janette De Los Reyes.

Encuentro con las autoridades migratorias

Samuel abundó que durante el recorrido en La Bestia, el evitar a las autoridades migratorias fue un reto constante. Para seguir avanzando, recurría diversas maniobras pues sabía que un solo error podía significar la deportación inmediata.

“A la migra mexicana se soborna, a veces se tiene un par de billetitos por ahí, unos 200 o 300 pesos y ‘tenga pa’ la sodita’ y con eso me la he pasado”.

En otras ocasiones, rodeaba los retenes o fingía ser originario de Chiapas para evitar ser detenido y deportado. Aprendió a imitar el acento local y a usar frases comunes para no levantar sospechas.

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Crimen organizado, los otros retenes durante el recorrido en La Bestia

El peligro no solo venía de las autoridades, sino también del crimen organizado, el hombre guatemalteco contó que en una ocasión, el tren fue detenido por un grupo armado en la sierra.

“Los que nos pararon son los que siembran la mota en la sierra, me dijo un compa. ‘Nos vamos a quedar a trabajar de gratis para ellos’, me dijo”.

Explicó que los hombres armados solo pidieron comida para sus trabajadores y permitieron que los migrantes continuaran su recorrido en La Bestia. Y a pesar de haber salido ileso, confesó que la experiencia le dejó un sentimiento de vulnerabilidad.

Agregó que sus nuevos acompañantes le contaron cómo es que muchos migrantes eran obligados a pagar cuotas o trabajar en actividades ilícitas para continuar su viaje.

Llegada a Mexicali el fin del viaje y una nueva realidad

El final del recorrido en La Bestia no significó el fin de las dificultades. En Mexicali, Samuel encontró refugio en un albergue donde hizo frente a la situación emocional que le generó el viaje y a los estragos del trayecto.

“Buenas personas me llevaron a un albergue, ahí me estuve recuperando una semana, me dieron ropa y comida y estuve conociendo la ciudad durante un par de meses”.

Por otra parte, pese a haber encontrado un empleo, las autoridades municipales empezaron a hacer amenazas relacionadas con detenciones, lo cual lo motivaron a buscar otra alternativa en Tijuana.

“Ya tenía yo un trabajito, pero cuando se acabó la construcción, empecé a limpiar carros y luego me dijo la policía que ya no podía lavar carros, o me detendrían y me encerrarían”.

Actualmente, Samuel busca empleo en Tijuana mientras considera cruzar la frontera, detalló que evaluará la opción que le resulte menos peligrosa para ingresar al vecino país.

“A veces me desanimo porque la gente dice que está difícil por Donald Trump, pero no he visto. Si sale una oportunidad, lo voy a hacer”.

El recorrido en La Bestia dejó huellas imborrables en Samuel, sin embargo no deja de agradecer por la experiencia vivida.

“Ha sido una aventura algo bonita pero también algo complicado, pese a todo pude disfrutar conocer a la gente y ver la naturaleza y agradezco eso”, concluyó.

Además, Samuel es uno de las miles de personas que semanalmente son atendidas por el Desayunador Salesiano Padre Chava.

Conexión Migrante
Samuel acude diariamente al Desayunador Padre Chava para recibir alimentos mientras sigue buscando la forma de ganarse la vida en Tijuana. Foto: Janette De Los Reyes.

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