23 de abril de 2025

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Meditaciones Migrantes | Llenar el silencio con palabras

Hablar en familia o en comunidad de lo que nos aqueja, puede ser un factor de protección ante el suicidio entre infancias y adolescencias.

La serie mexicana sobre adolescentes “Nadie nos va a extrañar”, que se estrenó hace algunos meses, trae una cuestión de fondo: la decisión límite que toma uno de los personajes: quitarse la vida. Ese es un tema muy delicado sobre el que no es fácil hablar pero que es necesario abordar para tomar acciones para prevenirlo.

La cantante Julieta Venegas compuso la canción “A dónde va el viento”, que se ha vuelto un “trend” (tendencia) muy emotiva en las redes sociales, con el que las personas plantean una historia alternativa a un final triste; por ejemplo, que alguien no falleció por un accidente, sino que fue a estudiar a otro país, o como en la serie que les cuento, en que la gente se imagina un final distinto para “Memo”.

Alrededor del suicidio existen muchos mitos que en vez de contribuir a su atención, generan mucha desinformación, como puede ser la creencia de que no se debe hablar de ello, o que es algo que sólo le ocurre a personas que tienen un trastorno mental, por eso es muy importante recurrir a fuentes profesionales para saber sobre el tema, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien en alianza con la Secretaría de Relaciones Exteriores, lanzaron la plataforma Acción Migrante, donde la salud mental tiene un lugar muy importante.

Crear espacios para conversar sobre las preocupaciones, temores y temas que nos estresan en la familia puede ser un camino para reducir el riesgo del suicidio. Como dice el poema de Mario Benedetti, la táctica debe ser: “construir con palabras un puente indestructible”, retomando la confianza que deben tener los jóvenes de expresar sus sentimientos, incluidos los de dolor emocional profundo que les puedan hacer experimentar que la vida pierde sentido. Crear un entorno de comunicación, de protección, para recobrar la esperanza de vida. Así sería más sencillo para todos buscar ayuda profesional.

En efecto, existen factores de riesgo para cometer suicidio, como pueden ser las dificultades económicas, vivir en un entorno violento, las adicciones; o por ejemplo, ahora, el temor a las deportaciones. Pero también es importante saber que frente a ello existen factores de protección para acompañar a niñas, niños y adolescentes, o todas aquellas personas que lo necesiten.

Es fundamental recuperar la comunicación en el hogar y en la comunidad para dar paso al reconocimiento de que existen cosas que en lo individual nos pueden rebasar, pero sobre las que podemos trabajar a través de la comunicación afectiva y asertiva. México tiene una larga tradición de trabajo en comunidad que fortalece los lazos de solidaridad y el sentido de pertenencia. También la práctica de distintos deportes y la organización y el disfrute de actividades artísticas y culturales son otro camino para proteger de la desesperanza que puede dar paso a la idea del suicidio.

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Es necesario hacer un profundo ejercicio de reflexión sobre la forma en que hemos hecho las cosas, para conservar las que nos fortalecen y para cambiar las que no nos están ayudando. Negar la existencia de problemas no contribuye a su solución. Hablar sobre lo que nos preocupa y estresa sí contribuye a la búsqueda de soluciones, así como contar con información de instituciones profesionales de salud. Recomiendo la lectura de este Cuadernillo Básico para la Prevención del Suicidio.

Las actividades recreativas en familia tienen un enorme potencial para superar las barreras de la comunicación, lo que incluye escuchar música en familia, ver películas o regresar a los juegos de mesa. La serie que comente al inicio no es la única serie o película que habla sobre el tema, pero sí creo que puede ayudar a que pongamos en palabras nuestra preocupación, como primer paso para tomar otras acciones para ayudar a todas y todos los adolescentes que están pasando por una situación difícil. Recomiendo tomarse el tiempo para verla en familia o en comunidad de apoyo.

En caso de requerir ayuda, no dudes en acercarte a las instituciones que ayudan con el cuidado de la salud mental e integral de las y los jóvenes, y la familia en su conjunto.