15 de abril de 2025

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Apuntes de la Diáspora | La gran migración

¿Quién nos hubiera dicho que la gran migración de la humanidad estaba dentro de la abstracción de un concepto, hasta cierto punto inasible, para las generaciones de la era analógica? 

Pues sí, hemos llegado, los que llegamos, porque nuestra generación ha ido al entierro de contemporáneos como ninguna otra, por atascados diríase, por punks, digo yo. En realidad la generación X es una generación nihilista, eso. 

El caso es que la mayoría de nosotros hemos ya pasado la crianza de chamacos, los divorcios, la migración a la era digital, la renuncia a tantísimas preconcepciones del deber ser y ya, sin paradigmas, damos de frente con un espejo que advierte que somos la flor florecida a su máxima capacidad a punto de perder sus radiantes y lozanos pétalos…

Perdidos como en la adolescencia ante el cambio de paradigmas, navegamos la incertidumbre y nos adaptamos, pero también construimos lo que la historia de las civilizaciones tal vez denominará como una generación perdida, por eso, porque nos ha tocado deconstruir un mundo que nos llegó ya de suyo, retrógrado y arbitrario, nuestro ejemplo es que no hay ejemplo.

Entre tanto nos acompañamos desde un conocimiento inminente de lo inevitable, la vejez, la gloria de la madurez que surfea el impasible oleaje de un futuro que no es, ni será como imaginamos, y que cada tanto cambiará de forma radical, la impermanencia en la fragilidad; pero sobre todo desde la certeza que nos permite una tregua sin precedente, como nunca necesitamos unirnos en orden de sobrevivir amorosa, compasivamente.

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A esta generación a la que nadie rendirá homenaje, porque además, ya nos lo damos todos los días; heredera del los boomers (que pudieron ver realizado el sueño occidental de la realización material), yo la abrazo desde de ya con todo mi amor, porque hay que tener agallas para defender lo indefendible, para andar por este mundo persiguiendo sueños, con tres pesos en la bolsa, pero con la absoluta convicción de que vale la pena, sin saber exactamente para qué.