Hace poco, María no dudaba en salir a las calles para alzar la voz en defensa de los derechos de quienes, como ella, carecen de documentos para residir y trabajar legalmente en Estados Unidos. Sin embargo, ahora confiesa que ha optado por mantenerse en un perfil bajo, temerosa de las posibles repercusiones de las estrictas políticas migratorias de Trump que ha prometido implementar.
“Estamos muy asustados porque no sabemos hasta dónde pueden llegar estas medidas. Estamos regresando a vivir en la sombra”, comentó María, quien vive en Florida y prefirió usar un seudónimo por temor a represalias.
Como ella, cientos de trabajadores agrícolas indocumentados se enfrentan a un panorama incierto con la llegada de Donald Trump al poder. Durante su campaña, Trump centró su discurso en la inmigración, prometiendo desde su primer día de gobierno iniciar una campaña masiva de deportaciones. Su plan contempla empezar con quienes tengan antecedentes penales y posteriormente abarcar a otros inmigrantes en situación irregular.
María trabaja en los campos de Homestead, al sur de Florida, una región caracterizada por su alta población migrante indocumentada que sustenta en gran medida la industria agrícola, una de las más relevantes en el estado.
En términos generales, cerca del 44 % del territorio de Florida está dedicado a actividades agrícolas, según estadísticas del gobierno estatal. Homestead es una de las principales zonas agrícolas del estado, con extensas áreas dedicadas a este sector.
El Instituto de Política Migratoria de Estados Unidos estima que en Florida trabajan aproximadamente 455,000 migrantes sin papeles. De ellos, el 24 % está en la construcción, el 17 % en labores domésticas o administrativas, el 15 % en servicios de comida, el 9 % en el comercio y el 8 % en otros servicios.
La incertidumbre de muchos migrantes sobre si quedarse o abandonar Florida es palpable. María relata que conoce a personas que planean mudarse a ciudades santuario o incluso a otros países para evitar posibles problemas.
“Muchos ya me han dicho que piensan irse. Es la primera vez que siento miedo por esta situación. No nos merecemos esto, porque estamos haciendo trabajos que otros no quieren hacer”, señaló María. Otra mujer, que también pidió anonimato, afirmó: “No todos somos criminales, ni venimos a pedirle nada a nadie”.
Políticas migratorias de Trump
Donald Trump ha esbozado un plan migratorio que incluye una de las mayores operaciones de deportación interna en la historia de Estados Unidos. Durante su campaña, aseguró que incrementaría las redadas, incluso en lugares considerados sensibles, como escuelas y hospitales, lo que ha generado alarma en las comunidades migrantes.
“La gente eligió a Trump para que cumpla con sus promesas de campaña, y eso hará”, dijo Karoline Leavitt, portavoz de su equipo de transición. Sin embargo, el propio Trump admitió que será complicado implementar su plan debido a las leyes y regulaciones existentes.
Grupos defensores de los derechos de los migrantes han expresado su preocupación. “Esto no solo afectará a los inmigrantes, sino también a la economía del país”, afirmó María Bilbao, representante de American Friends Service Committee. Según Bilbao, estas políticas son de “una crueldad sin precedentes” y provocarán la separación masiva de familias.
Ciudades santuario, como Los Ángeles, ya se están preparando para resistir estas medidas, declarando que no cooperarán con las autoridades federales en las redadas.
Consecuencias económicas
Expertos advierten que deportar a millones de inmigrantes afectaría la economía, ya que estas personas contribuyen significativamente mediante su trabajo y el pago de impuestos. La salida de esta fuerza laboral podría reducir el PIB y los ingresos fiscales, afectando sectores como salud pública y servicios básicos.
Un informe del Centro Pew destacó que, en 2022, la fuerza laboral de inmigrantes indocumentados creció a 8.3 millones de personas, representando el 4.8 % del total en el país. Su papel en industrias como la construcción, agricultura y servicios es crucial para la economía estadounidense.
Otros cambios migratorios
Trump también ha mostrado interés en eliminar programas como DACA, que protege de la deportación a jóvenes indocumentados. Aunque intentó anularlo durante su primer mandato, la Corte Suprema bloqueó su acción. La eliminación de DACA no solo pondría a estos jóvenes en riesgo, sino que también les quitaría permisos de trabajo y acceso a servicios esenciales.
Además, el gobierno entrante planea reducir vías legales de inmigración, incluyendo la reunificación familiar y programas humanitarios como el TPS y el parole humanitario. Esto podría derivar en más separaciones familiares y deportaciones hacia entornos peligrosos, agravando los problemas de salud mental entre los afectados.
A pesar de todo, María conserva la esperanza de encontrar una solución legal. “Nos dicen que esperemos las propuestas de Trump para entonces ver qué podemos hacer legalmente”, concluyó.