Desde que Graciela Zamudio dejó su natal Ciudad de México y se estableció en Tijuana, supo que su vocación trascendía el derecho tradicional.
Con una perspectiva profunda de justicia y amor, Graciela ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de las personas migrantes y al apoyo de quienes están en la primera línea de esta labor.
Esta pasión por aprender y mejorar continuamente la llevó a asumir retos profesionales y personales que la consolidaron como una figura clave en la lucha por los derechos humanos en México.
A través de su organización Alma Migrante, Graciela ha logrado visibilizar y atender las necesidades de una de las poblaciones más vulnerables del país.
Su historia, forjada en la empatía y la resiliencia, es un reflejo de cómo el esfuerzo personal puede generar un cambio social significativo.
En entrevista pudimos platicar con Graciela Zamudio, no solamente de su labor como defensora de derechos humanos sino de cómo llegó al lugar en el que se encuentra hoy en día.
Una infancia con valores firmes
Graciela Zamudio recuerda su infancia en la Ciudad de México como una etapa feliz, marcada por la figura de su padre, quien siempre fue su ejemplo y guía.
Desde pequeña, Graciela se mostró curiosa y apasionada por entender el mundo que la rodeaba. Jugaba a ser reportera, entrevistando a su padre en un intento inocente de comprender su entorno.
Aunque en algún momento soñó con ser bombera o chef, el sentido de justicia fue una constante en su vida, y esto se intensificó tras presenciar una injusticia a los 10 años.
Este suceso se convirtió en el detonante de su misión, sembrando en ella la idea de que su vida estaría dedicada a ayudar a quienes más lo necesitan.
Experiencia internacional y vocación por la justicia
Durante su formación, Graciela tuvo la oportunidad de vivir en países como Inglaterra, Holanda y Costa Rica, lo que amplió su visión del mundo y reforzó su vocación.
En Costa Rica, su experiencia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos la acercó al trabajo con víctimas y defensores, marcando un antes y un después en su carrera.
Al regresar a México, trabajó en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), donde estuvo en contacto con personas que sufrían vulneraciones a sus derechos.
Esa experiencia fue decisiva, pues entendió que la verdadera justicia no siempre se encuentra dentro de las instituciones, sino en la acción y el compromiso social.
El nacimiento de Alma Migrante
Con la firme convicción de que podía hacer más, Graciela fundó Alma Migrante, una asociación civil en Tijuana dedicada a la defensa de los derechos de las personas migrantes.
Me di cuenta de como en la sociedad civil hace falta un estratega jurídico”, explicó.
A través de su organización, desarrolló el concepto de litigio estratégico, que se convirtió en una herramienta clave para garantizar los derechos de quienes transitan o buscan establecerse en México.
Alma Migrante tomó especial relevancia durante el auge de las caravanas migrantes y la creación del campamento en la garita de El Chaparral en 2018, momentos en que la ayuda a esta población era más urgente que nunca.
La falta de recursos económicos para sostener el proyecto Alma Migrante ha generado una pausa indefinida, sin embargo la asociación sigue contando con el reconocimiento de la comunidad y es considerada como un referente en materia de defensa de derechos de personas migrantes.
Retos y aprendizajes en la defensa migrante
A lo largo de los años, Graciela Zamudio ha enfrentado innumerables retos en su labor. Trabajar con personas en movilidad ha sido gratificante, pero también desgastante.
“Lo más difícil del trabajo con personas en movilidad es darme cuenta que no siempre gano”, confesó Graciela.
La frustración y el desgaste emocional son una constante en su vida, y estos sentimientos finalmente pasaron factura a su salud. Hace un año fue diagnosticada con Tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune que la obligó a replantearse su estilo de vida y a entender la importancia del descanso.
“Otra cosa más difícil es darme cuenta que también me canso, descansar también es parte de la agenda,” comparte, reflexionando sobre la necesidad de equilibrar su vida personal con su compromiso profesional.
Graciela Zamudio en la actualidad y proyecciones futuras
Aunque Alma Migrante se encuentra en una pausa indefinida debido a la falta de recursos, Graciela no ha dejado de involucrarse en proyectos relacionados con los derechos humanos.
Ha encontrado en el arte una nueva forma de canalizar su energía y se mantiene al tanto de la situación migrante en Tijuana.
Recientemente, organizó la segunda edición del evento El alma de los defensores de derechos de migrantes, un reconocimiento a quienes trabajan incansablemente en la defensa de los derechos de esta población vulnerable. Graciela concluyó con una profunda reflexión:
“Los logros que suceden dentro de ti, son más importantes que los que alcanzas afuera… defender a otro es en realidad, un premio que Dios te da por querer ayudar a los demás”, concluyó.
Graciela Zamudio sigue siendo una figura inspiradora, una mujer que, con determinación y amor por la justicia, continúa luchando por los derechos humanos en México, transformando vidas y dejando una huella imborrable en la historia de Tijuana.