5 de diciembre de 2024

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Dan 10 años de prisión a pastora del albergue Aposento Alto por trata de migrantes

albergue Aposento Alto
La pastora del albergue Aposento Alto nunca pagó a los migrantes por todo el trabajo realizado en el albergue y las casas de sus hijos.

Por el delito de trata de personas en la modalidad de trabajos forzados, la pastora y directora del albergue Aposento Alto, Velia H. G. fue sentenciada a 10 años y 3 días de cárcel, informó  La Verdad Juárez.

Además, la directora del albergue ubicado en la calle Tomate número 10942 en la colonia Lomas de Poleo, Ciudad Juárez, Chihuahua, deberá pagar 59 mil 400 pesos como reparación del daño por sus delitos cometidos en perjuicio de tres personas migrantes.

Imponen penas mínimas por trata de migrantes

Tras casi dos meses de juicio oral, el juez Jorge Gutiérrez Ortiz determinó imponer la sanción mínima prevista en la ley para el delito de trata de personas.

El veredicto del juez se dio a pesar de que el Ministerio Público de Ciudad Juárez y la Comisión Ejecutiva de Atención a Victimas (CEAVE) pidieron:

  • 90 años de prisión
  • El pago de una multa para la reparación del daño

Se contemplaban penas mayores para la pastora

Fue el 11 de abril cuando comenzó el juicio oral 204/2023, en ese entonces se pendía una condena de 180 años de prisión y una indemnización de 96 mil pesos para las terapias psicológicas de seis víctimas.

No obstante, el pasado 3 de junio el juez Gutiérrez Ortiz determinó la culpabilidad respecto a tres víctimas, las otras tres no comparecieron debido al temor contra la pastora.

Ahora, se espera que la pastora del albergue Aposento Alto cumpla su sentencia en el Centro de Reinserción Social Femenil número 2 de Ciudad Juárez, Chihuahua.

¿Qué se sabe del abuso cometido contra migrantes en el albergue Aposento Alto?

Durante sus comparecencias en el  Tribunal de Enjuiciamiento, uno de los migrantes abusados por la pastora denunció que esta los obligaba a realizar trabajos forzados.

El migrante explicó que fueron decenas de personas en contexto de movilidad las que vivieron en condiciones de esclavitud mientras estuvieron en el albergue Aposento Alto.

Cabe destacar que, el migrante no llegó al albergue por voluntad propia, fue llevado al albergue Aposento Alto por las autoridades migratorias mexicanas.

El hombre de 31 años originario de Honduras llegó junto a su esposa e hija al albergue tras ser sido retornado por cruzar la frontera de forma irregular desde Reynosa, Tamaulipas, a McAllen, Texas.

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Fueron las autoridades quienes lo llevaron al albergue

No obstante, tan pronto como llegó al albergue se les dijo que debían pagar 200 pesos semanales por el hospedaje de cada adulto y al día siguiente lo pusieron a trabajar.

A pesar de que el migrante aseguró que eran tratados como esclavos, el abogado de la religiosa dijo que las órdenes no las recibió de la acusada.

Durante su estadía en el albergue se le pidió:

  • Construir un cuarto de madera detrás de la casa de la pastora.
  • Hacer unos pisos, esta actividad tomó semanas.
  • Construir una barda entre la casa de la pastora y el templo.
  • Emparejar un terreno.
  • Poner tuberías.
  • Colocar concreto.
  • Construir una acera.
  • Hacer un cuarto de lavado.
  • Hacer reparaciones en una casa, propiedad de la hija de la pastora, para rentarla

En el inmueble repararon paredes y un baño; cambiaron puertas, ventanas, lavamanos; construir una fosa séptica.

Además, también fueron obligados a reparar el cuarto donde vivía el hijo de la pastora, Néstor Gabriel R.H.; en ese lugar, repararon y pintaron paredes, también instalaron una chapa que funcionaba con un código de seguridad y un lector de huellas.

Cabe destacar que los migrantes afectados nunca recibieron una remuneración económica por todo el trabajo realizado.

Los migrantes eran chantajeados para seguir trabajando

A pesar de que nunca se les pagó, la pastora les dijo que “no voy a tener huevones aquí” y amenazó a los migrantes con correrlos.

Además, se les amenazaba con quitar su nombre del libro donde se anotaron al ingresar al albergue y el en que les dijeron que estaban porque tenían un trámite migratorio para entrar a Estados Unidos.

“Yo siempre sostuve que, aunque no nos gustara estar ahí (se quedaron) por el proceso. Siempre nos dijeron que perderíamos el lugar”, declaró el migrante afectado.

Incluso fue obligado por el hijo de la pastora a  firmar un acuerdo de confidencialidad con vigencia de cinco años, les dijo que si incumplían los metería a la cárcel.

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