8 de diciembre de 2024

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Cruzando Líneas | La complejidad latina en las elecciones

El 2024 será un año complicadísimo. Nos preparamos para dos elecciones parteaguas: El tsunami de Trump en las presidenciales estadounidenses y la compleja composición política de un México que se prepara para elegir a la que podría convertirse en la primera presidenta de la República.

¿Qué es ser hispano, latino, latine o latinx en Estados Unidos? Es difícil de definir. Nosotros, los que podríamos entrar en esa categoría, no nos ponemos de acuerdo. Durante este Mes de la Hispanidad hemos tenido conversaciones muy intensas, a veces hasta existencialistas, de quiénes somos, de dónde venimos y qué nos depara el futuro

Para algunos jamás habrá un equilibrio en la balanza de historia y la ascendencia. Ser hispano, latino, latine o latinx es sinónimo de un trauma histórico y colectivo o la opresión sistémica. Para otros representa el júbilo del mestizaje, las raíces de la fe y la esperanza de una fusión de todo que evoluciona, vibra y arrasa. Hay pocos puntos medios, como en todo. La identidad no se puede encasillar en las categorías de raza o grupo étnico. Es más complicado.

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Esta complejidad ensancha las brechas. Tenemos demasiadas capas que se pelan principalmente cuando se ponen a prueba de fuego. Las elecciones, por ejemplo. Las votaciones, de cualquier lado de la frontera, son pequeños sismos que hacen los abismos más grandes y, en sociedades tan polarizadas como la nuestra, provocan barrancos ideológicos. Y nosotros, los latinos, hispanos, latinxs y demás, somos un puente colgante que se mece por los ventarrones de opiniones, las cuerdas de la propaganda y la astucia de los más fuertes. Somos también un monzón.

El 2024 será un año complicadísimo. Nos preparamos para dos elecciones parteaguas: El tsunami de Trump en las presidenciales estadounidenses y la compleja composición política de un México que se prepara para elegir a la que podría convertirse en la primera presidenta de la República. Dos contiendas paralelas que para los paisanos se convierten en líneas perpendiculares. 

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¿A quién apoyará el voto latino? A todos, claro, porque no somos un monolítico, porque no nos mueven las mismas ideas ni pasiones, porque -como dirían en mi pueblo- hay un santo para cada parroquia y nadie nos puede obligar a escoger partido. Hay, al menos, uno para cada uno.

¿Por quién votarán los mexicanos en el exterior? Pues por quien les dé la gana. Porque unos huyeron de la corrupción y los otros migraron con privilegios. Porque la motivación es distinta, a veces rancia y otras temporal. Nadie nos encasilla y por eso pocos nos entienden.

¿Votaremos por lo mismo? ¡No! Ni por los mismos.