19 de abril de 2025

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OPINIÓN | Importancia del enfoque de niñez

Existen muchos ejemplos en donde las personas adultas toman decisiones por los adolescentes que llegan a nuestro país. Se cree saber lo que es mejor para ellos, sin tomar en cuenta su historia de vida y su opinión sobre las decisiones que los afectan. 

La niñez y adolescencia en México son grupos altamente invisibilizados y discriminados. Esto debido a que nuestro país es adultocéntrico —se consideran los intereses, necesidades y la perspectiva adulta por encima de la niñez y adolescencia. Sin embargo, esta manera de percibir a la niñez como inferior está tan normalizada que rara vez nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias negativas en el desarrollo y bienestar de niñas, niños y adolescentes. 

Todas las creencias e ideas que tenemos sobre lo que es una niña y un niño influyen directamente en el trato que les damos y en nuestras acciones hacia ellos. Por ejemplo, alguna vez hemos dicho o escuchado cuando éramos niños frases como: “cuándo crezcas vas a entender”, “cuando seas grande vas a poder opinar”, “aquí decido yo”, “eres muy inteligente para tu edad”. Lo que estas frases tienen detrás es una visión de la infancia como menos importante y que no es capaz de opinar ni tomar sus propias decisiones.

A su vez, estas prácticas influyen y se ven reflejadas en las políticas públicas, programas sociales y el presupuesto que se destina a este grupo poblacional.  Por lo tanto, no es algo que afecta solamente el trato directo con ellos, sino que termina por invisibilizarlos a nivel estructural.

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Lo mismo ocurre con la niñez y adolescencia en situación de movilidad, que además de sufrir discriminación por su edad, hay que sumarle las violencias que viven por su condición de irregularidad al migrar sin documentos. Además, la edad y la condición de irregularidad no son los únicos rasgos identitarios que se interseccionan y que influyen en las violencias y discriminación que viven. También hay que tomar en cuenta otros aspectos como el género, raza y sexualidad.  

A pesar de esto, las niñas, niños y adolescentes (NNA) en situación de movilidad son sujetos de protección por parte del Estado. Su edad los hace acreedores de derechos y de servicios de protección —servicios a los cuales los adultos no tienen acceso. En este sentido, por un lado, son vistos como víctimas que deben ser protegidas mientras que por otro lado siguen siendo criminalizados por haber cruzado la frontera de manera irregular. 

Sin embargo, ambas posturas se hacen desde el adultocentrismo. Por lo que las políticas de “protección” que existen terminan siendo acciones de control. Esto debido a que la visión de la migración como algo que debe ser controlado y detenido a toda costa tiene más peso que la que aboga por la defensa de los derechos de la niñez y adolescencia en situación de movilidad. 

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Existen muchos ejemplos en donde las personas adultas toman decisiones por los adolescentes que llegan a nuestro país. Se cree saber lo que es mejor para ellos, sin tomar en cuenta su historia de vida y su opinión sobre las decisiones que los afectan. 

Por ejemplo, el caso de un adolescente de Guatemala que fue reunificado con su mamá a pesar de haber afirmado múltiples veces que prefería que la reunificación se hiciera con su abuela, debido a que sufría violencia por parte de su mamá. Su opinión no se tomó en cuenta, ni se respetó su historia de vida, al final los adultos decidieron porque “ellos saben lo que es mejor para los menores de edad” y la Procuraduría regresó al adolescente con su familiar más cercano, la persona que lo violentaba. 

Es importante recalcar que estas acciones no se llevan a cabo solamente por parte de servidores públicos, sino que se replica también dentro de albergues y dentro de las familias. Por esta razón, es fundamental reconocer estos patrones para poder empezar a cambiarlos. Para que las NNA puedan convertirse en participantes activos y puedan exigir el cumplimiento de sus derechos, es necesario actuar desde un enfoque de infancia y dejar atrás la visión adultocéntrica que discrimina y excluye.