La tradición cuenta que hace 800 años la Virgen hizo una aparición ante San Simón Stock y le entregó un escapulario, una devoción que atrae a los fieles, en especial en la fiesta de la Virgen del Carmen.
El escapulario de la Virgen del Carmen
El P. Alfredo Amesti Sánchez, Superior Mayor de la Orden de los Carmelitas Descalzos en Perú, ha compartido información detallada sobre el escapulario.
El P. Amesti explicó que el origen del escapulario está ligado al paso de Israel a Europa, y que San Simón recibió la prenda para reforzar el cambio institucional que estaban viviendo los carmelitas.
La orden de los carmelitas
La orden de los carmelitas tiene su origen en el Monte Carmelo, una cadena montañosa en Palestina considerada un lugar sagrado.
En el siglo XIII, los carmelitas tuvieron que huir de Palestina para protegerse de la invasión de los musulmanes.
En 1241, el Barón de Gray de Inglaterra regaló a los carmelitas una mansión en la localidad de Aylesford, fue en esta región donde San Simón Stock se unió a la orden.
Después de unirse a la orden, Stock viajó a Roma y pasó varios años en el Monte Carmelo.
La Enciclopedia indica que San Simón Stock ganó la aprobación temporal del Papa Inocencio IV para la orden de los carmelitas.
“Sin embargo la orden fue oprimida y estaba aún luchando para ser aceptada, ya sea consiguiendo el consentimiento del clero secular o la tolerancia de las otras órdenes”, dice la Enciclopedia.
Debido a ésto, San Simón súplica a la Santísima Virgen que proteja la orden y es cuando ella acude en su auxilio.
La Virgen María le entrega el escapulario para los carmelitas y le dice que se dirijan “sin miedo al Papa Inocencio, porque recibirían el remedio para sus dificultades”.
Los carmelitas decidieron seguir el consejo de la Virgen y acudieron con el Papa Inocencio, y él les dio una carta de protección.
La devoción a la Virgen del Carmen
La devoción a la Virgen del Carmen se propagó mundialmente gracias a la expansión de la orden carmelita.
Sin embargo, también influyó la divulgación del gran número de milagros que la Virgen les concedió.
Además, el P. Amesti recordó que “el escapulario es un signo de protección y que la Virgen promete que aquel que lo lleva gozará de vida eterna el sábado próximo a su muerte”.
