Mientras Estados Unidos vive una de las crisis de empleo más intensas de los últimos años, en la frontera con México hay miles de personas buscando “el sueño americano”, un empleo y un lugar que les ofrezca mejores condiciones de vida.
Los niveles de desempleo en aquel país regresaron ya a niveles previos a la pandemia, cuando se tenía un 3.5 por ciento. En pleno encierro, en mayo del 2020, ese indicador alcanzó el 14.8%.
Aunque podrían verse como buenas noticias para evitar una desaceleración económica, el gobierno está preocupado por la presión que este fenómeno puede ejercer sobre la inflación.
Solo en junio, los salarios aumentaron 15 centavos por hora en promedio, lo cual afectó directamente a los precios de los productos. Solo en la industria manufacturera, las vacantes llegan a los 10 millones de personas. Lo que pone en serios aprietos a miles de empresas a lo largo del país.
Las fábricas y muchos comercios pequeños buscan con desesperación a personas que quieran trabajar, pero la gente está exigiendo más dinero y mejores condiciones.
De acuerdo con la encuesta Small Business Voices, de Goldman Sachs, 90% de estos negocios tienen dificultades para encontrar trabajadores calificados que acepten las vacantes.
El académico de la Universidad de Texas, Anthony Klotz, bautizó a este fenómeno como “The Great Resignation” (la Gran Renuncia), y asegura que está sucediendo debido a las “epifanías pandémicas”.
Las razones para dejar los trabajos están basadas fundamentalmente por las afectaciones de la pandemia, el darse cuenta que se necesitaba un cambio, el exitoso experimento del trabajo en línea y los jugosos estímulos fiscales entregados en Estados Unidos.
¿Trabajadores?… vaya usted a la frontera
Al mismo tiempo, en la frontera con México, se vive una de las más profundas crisis migratorias de los últimos tiempos.
A pesar de que la administración demócrata de Joe Biden prometió resolver el problema y ofrecer oportunidades a los migrantes sin documentos, sus políticas son calificadas como unas de las más restrictivas en la historia de Estados Unidos.
Miles de personas esperan que el gobierno estadounidense flexibilice su postura y les permita ingresar a ese país para encontrar trabajo, pedir asilo y huir de la violencia.
Todo esto, en medio de un proceso electoral donde los migrantes se han convertido, otra vez, en moneda de cambio.
Vemos al gobernador de Texas, Greg Abbott, continuar con un falso discurso de que la administración Biden aplica una política de fronteras abiertas. Y por esa razón envía camiones llenos de migrantes indocumentados a Washington y ahora a Nueva York.
En medio de esta lucha electoral, hay miles de migrantes varados en México, mientras empresarios y comerciantes en Estados Unidos sufren la falta de personal para operar. ¡Un mundo al revés!
