Sin tapujos, el presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos (CCDNAM), Wilner Metelus, acusó que en México existe un racismo institucional que afecta a los migrantes africanos y haitianos, y favorece a quienes migran de Ucrania, por el conflicto bélico con Rusia, y buscan refugio en el territorio mexicano mientras llegan a los Estados Unidos.
Otros activistas en defensa de los derechos humanos de migrantes en situación irregular afirman que el racismo en México ha perjudicado más a los centroamericanos que llevan meses o años en el país en el intento de llegar a los Estados Unidos porque en contra de ellos el Gobierno mexicano ha instalado muros con la Guardia Nacional, mientras que a quienes vienen de Ucrania les ha abierto las puertas.
“En México el racismo es institucional. Para México existen refugiados de primera, segunda y tercera clase. ¿Qué falta de humanidad? ¡Todos somos migrantes!”, expresó Metelus, a través de la red social de Twitter.
En 2014, Agustín Morales Mena, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, documentó en el estudio Imaginarios de la migración internacional en México, la primera encuesta de migración en el país, que los mexicanos tienen actitudes de discriminación en contra de los migrantes que llegan por la zona sur del país, principalmente los de países de Centroamérica como Guatemala, Honduras y El Salvador, en cambio, tienen preferencia por los de nacionalidad Cubana o de Estados Unidos. Uno de los factores que determinan esa discriminación, es el color de piel y la condición económica de los migrantes.
A estas forma de discriminación, Morales Mena las denominó mixofilia y mixofobia; la primera es el rechazo a los ciudadanos de algunas nacionalidades o a algunos grupos de migrantes, mientras que la mixofilia, es ver con preferencia a otro tipo de migrantes.
El investigador destacó que, aunque los mexicanos, en apariencia son similares a los centroamericanos, es evidente su actitud de discriminación en contra de los migrantes de esa región.
Metelus, incluso denunció que el Gobierno mexicano tiene “encarcelados” migrantes haitianos y africanos en la estación migratoria de Tapachula, Chiapas, a la que calificó como un campo de concentración.
La revista Expansión reunió testimonios de migrantes de Centroamérica concentrados en el albergue Movimiento Juventud 2000, de Tijuana, en los que piden al Gobierno mexicano el mismo trato que le ha dado a los ciudadanos de Ucrania que escapan de la guerra.
“Queremos que nos permitan ingresar porque nosotros también venimos huyendo, es diferente, pero al final también es una guerra con las pandillas”, dijo una mujer migrante de Centroamérica a Expansión.
Los migrantes latinoamericanos, que también buscan su regularización desde México para cruzar a los Estados Unidos, reclamaron que el procedimiento es lento en comparación con el que se ha concedido a los ucranianos, y lo atribuyen a actos de discriminación.
El Colectivo LLECA, que da atención a personas de la comunidad LGBT en situación de calle, también afirmó que México no es seguro para las personas migrantes, condición que deriva también de actos de discriminación.