Los estudiantes en Los Ángeles, California rindieron homenaje a las víctimas que murieron en los ataques del 11S (11 de septiembre de 2001).
Se trata de aproximadamente 25 educandos del programa de liderazgo de la Sun Valley Magnet School, quienes han armado una exposición-homenaje al 11S. A la par que enseñan, aprenden con el objetivo de promover el mantra de “nunca olvidar”.
Aprender enseñando los ataques del 11S
El programa está compuesto por tres columnas principales, que son: la educación cívica, apoyar a la comunidad, y elevar la autoestima (civics, community and self, en inglés). El objetivo es que puedan sentirse seguros al intentar cumplir sus propias metas hacia la universidad, la vida laboral y el resto de sus vidas.
“He aprendido mucho. Primeramente, he aprendido que este fue un acto de violencia y fue un acto de mucho odio e intolerancia contra la religión”, evalúa Brenda Jiménez, de 17 años de edad, en declaraciones a la Voz de América.
Precisamente, el aprendizaje es el vehículo que mueve los hilos de la exposición. Asimismo, Brenda cuenta que se sintió impactada cuando se adentró en los porqués del suceso.
“Yo tengo muchos compañeros diferentes, de diferentes preferencias, diferentes religiones, diferentes razas. Y yo digo: eso no es una razón para odiar”.
La exhibición del 11S incluye modelos a escala de las Torres Gemelas, una maqueta del Pentágono con velas y una gigantesca bandera estadounidense donde estudiantes escribieron los nombres de las casi 3 mil víctimas de ese día.
Cómo se ha salido a flote desde entonces, las historias de la vida cotidiana atraviesan el relato mayor. Gente a quienes el azar los salvó de la escena de la tragedia o que llegó a destiempo al lugar de las explosiones, anécdotas de otros.
Una historia de persistencia
El profesor Stephen Franklin le dio forma a la exposición, que ha crecido con el paso del tiempo. Él recordó el primer aniversario de los ataques, y luego lo hizo en años puntuales: los 5, 10 y 15 años. El 20 aniversario es el más grande, así piensa.
“Cambió nuestras vidas, nos impactó a todos. Miles de familias estadounidenses enviaron a sus hijos a zonas de guerra y muchos no regresaron”, dijo Franklin.