Si eres un migrante indocumentado, bajo ningún motivo debes poseer, ni portar armas y mucho menos dispararlas (aunque sea al aire), pues te pueden acusar de posesión de armas, una felonía (delito mayor) que puede costarte el arreglar tus papeles, 10 años de prisión, una multa de 250 mil dólares y ser deportado.
Aunque la Segunda Enmienda protege el derecho a poseer y portar armas a nivel federal, son los estados quienes regulan su posesión y uso. Esto quiere decir que la sanción dependerá del estado en el que vivas.
Además de los migrantes indocumentados, la ley también prohíbe a las personas que han sido admitidas en EE.UU. con una visa de no inmigrante (migrantes sin la intención de quedarse permanente en Estados Unidos) poseer o portar armas de fuego.
Excepciones para la portación de armas de fuego
La única excepción para las personas con visa de no inmigrante son cuando tienen una licencia o permiso de cacería válidos, aceptados para cacería legal o fines deportivos, algunos representantes oficiales.
Una persona puede transferir un arma de fuego a una persona sin licencia que reside en su estado, siempre que el cedente no sepa o tenga una causa razonable para creer que el cesionario tiene prohibido recibir o poseer armas de fuego según la ley federal. (Una persona sin licencia es una persona que no tiene una licencia de ATF para comprar y vender armas de fuego al público).
Por otro lado, muchas personas que no están legalmente autorizadas a comprar armas las obtienen a través de amigos, conocidos o en el mercado negro. Sin embargo, poseer un arma sin permiso es delito federal y conlleva castigos fuertes que pueden resultar en cárcel y multas muy altas.
Aunque estas excepciones pueden protegerte, la recomendación para los migrantes siempre será no poseer ni portar armas de fuego para ahorrarse problemas.
