A pesar de ser los responsables de defender a los migrantes en el exterior, las autoridades consulares mexicanas han sido denunciadas en repetidas ocasiones por despidos ajusticiados, por retener salarios y negarse a pasar finiquitos. Aunque algunos casos han terminado en beneficio de los migrantes, nada puede borrar el trago amargo posterior a su despido.
En un reportaje sobre los consulados de México en USA, Conexión Migrante habló sobre futuros despidos en estas oficinas de representación. Ahora, un migrante se puso en contacto con nosotros para contarnos que el Consulado General de México en San Francisco lo despidió pero, en el proceso, le retuvo el sueldo y los pasaportes de él y de su esposa.
Este migrante, al que llamaremos Juan porque prefirió permanecer en el anonimato, trabajaba en el Departamento de Protección a Mexicanos. Su tarea allí era brindar atención a los connacionales detenidos por haber cometido algún delito.
Juan llevaba 13 años trabajando en el Consulado de México en San Francisco con una visa A2. El 28 de diciembre de 2020, este migrante tuvo que dejar de ir a su oficina porque estuvo en contacto con una persona contagiada de Covid-19.
Mientras estaba en cuarentena recibió una llamada de Guillermo Reyes, cónsul adscrito de San Francisco, quien le dijo:
“Te hablo para decirte que el 1 de enero tú ya no regresas a trabajar, se acabó”.
Cuando este migrante insistió en preguntar por qué lo despidieron, la respuesta fue: “Te aconsejo que revises tu contrato: nosotros podemos hacer esto”. Después de esto, Guillermo Reyes le pidió que, cuando terminara su cuarentena, se presentara al consulado para firmar un finiquito.
Juan terminaba la cuarentena el 11 de enero de 2021. Días antes, el 7 de enero, su arrendador le llamó y le dijo que su cheque rebotó por falta de fondos. Entonces, el migrante le llamó a Guillermo Reyes y le dijo que el consulado no le pagó el mes de diciembre. También le explicó que necesitaba el dinero porque uno de sus hijos estaba en tratamiento médico.
Sin embargo, Reyes le dijo que no podía hacerle un depósito. Le explicó que, como era su último pago, sólo podían entregarle el dinero por medio de un cheque. Además, le puso una condición para poder entregárselo: que firmara el supuesto finiquito.
“Le expliqué y le mandé una foto de lo que le estaba pasando a mi hijo. Su respuesta fue: los siento, hablé con la cónsul general pero no se puede. Te espero en el consulado”.
En ese momento, el migrante sintió que se trataba de una extorsión.
“El consulado debió pagarme sin condiciones ni extorsiones”
De acuerdo con el testimonio de este migrante, el Consulado General de México en San Francisco ya había despedido a 3 de sus compañeros antes que a él. Esto sucedió el 31 de diciembre de 2020.
Ese día, Guillermo Reyes llamó a los empleados uno por uno a su oficina. Según la versión del entrevistado, el cónsul adscrito les dijo que los llamaba para finalizar el contrato de un año e iniciar uno nuevo. Pero, después de que ellos firmaron, les reveló que ya no los iban a contratar.
El migrante mexicano cuenta que, después de esto, escoltaron a los exempleados a la puerta del consulado. “Los trataron como criminales”, agrega. En ese momento, el entrevistado pensó:
“Cuando termine la cuarentena y vaya a la oficina me van a estar esperando una extorsión y un trato criminal. Yo no tengo por qué pasar eso”.
Sin embargo, tampoco podía quedarse sin dinero. Por ello, consiguió trabajo en una empacadora de verduras a dos horas de San Francisco. Para evitar ir y venir, decidió quedarse en su nuevo lugar de trabajo.
Su esposa y sus hijos se quedaron solos en el departamento que rentan en San Francisco. Es por eso que, cuando dos empleadas del consulado fueron a buscarlo, él no estaba en casa.
La cónsul de protección, María Elena Arenas, y la administradora Erika Martínez se presentaron en su hogar para entregarle el cheque. La esposa de este migrante pensó que era un buen gesto, hasta que le dijeron que entregarían el cheque sólo cuando su marido firmara el finiquito.
Detrás de la puerta cerrada, ella les explicó que estaba trabajando pero que iría cuando regresara. Sin embargo, en ese momento notó que la administradora María Elena tenía el celular apuntando hacia la puerta, como si estuviera grabando.
Por eso, la esposa del entrevistado decidió no abrir y les pidió que se retiraran. Pero, minutos después, recordó que el consulado tenía sus pasaportes. Su esposo los había entregado desde noviembre para que se los renovaran junto con sus visas. A otros empleados que hicieron lo mismo ya se los habían entregado. A su esposo, no.
Es por eso que la mujer alcanzó a las empleadas en la calle y les pidió que les entregaran sus documentos. Pero ellas se negaron y volvieron a decir que los entregarían cuando tuvieran la firma de su esposo.
Sin embargo, regresaron 25 minutos después diciendo que le entregarían sus documentos. No obstante, debido al trato que recibió momentos antes, la mujer les dio las gracias y, nuevamente, se negó a abrirles la puerta.
Relaciones Exteriores respondió a sus peticiones
Tras enterarse de este incidente, Juan se puso en contacto con un medio de comunicación mexicano. Este medio habló con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y, rápidamente, la cuestión del salario se solucionó. Así, este 26 de enero, el consulado le depositó el dinero que se había negado a darle en un cheque.
“A mí me dijeron que no me podían depositar, pero después de esa llamada con la prensa ya se pudo”.
También le avisaron que ya le enviaron su pasaporte por correo. De hecho, la mañana de este 27 de enero, Juan descubrió su pasaporte y el de su esposa en su buzón. También estaba su visa de trabajo renovada, con fecha de vencimiento de octubre de 2024. Pero, como ya no trabaja en el consulado, este documento no tiene validez.
Esta respuesta de la SRE no repara el trago amargo por el que ha tenido que pasar los últimos dos meses.
“Este trato no es de una persona capacitada para representar al gobierno mexicano en el exterior”, dice el entrevistado. “Yo no tenía la obligación de comparecer para que me pagaran. El consulado tenía la obligación de pagarme el 31 de diciembre sin condiciones ni extorsiones”.
Juan lamenta que, de un momento a otro, el consulado lo haya dejado indocumentado y sin seguro médico pese al riesgo de estar contagiado de Covid-19. También lamenta el hecho de que sus compañeros se hayan enfrentado a la misma situación y, aun así, no tengan opciones para demandar o levantar una queja en USA.
Por último, el entrevistado también expresó que las condiciones laborales en el Consulado de México en San Francisco nunca han sido las mejores. Declaró que la cónsul general, María de los Remedios Gómez Arnau, así como otros funcionarios, tienen un trato déspota hacia los empleados.
Además, mientras él y sus compañeros ganan cerca de $2 mil 800 dólares al mes, los funcionarios de alto rango cobran más de $11 mil dólares en el mismo tiempo.