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México y Guatemala disuelven caravana de migrantes: “No es momento de migrar”

Cuerpos de seguridad vigilan la frontera México-Guatemala para impedir el paso de la caravana migrante. | Foto: Ángeles Mariscal / Chiapas Paralelo / La verdad Juárez.
Las autoridades de Guatemala y México pidieron a los integrantes de la caravana que regresen a su país, donde la pobreza y la violencia no dan tregua aún con la pandemia.

Los gobiernos de México y Guatemala sacaron la fuerza pública para detener y deportar a los casi 4 mil migrantes de Honduras, quienes el pasado 1 de octubre iniciaron una caravana que fue detenida casi en su totalidad.

Para los gobiernos de estos dos países, esta acción fue un mensaje para la población que piensa emprender la ruta rumbo a Estados Unidos:

“No es momento de migrar (…), quédense en casa, la pandemia no ha terminado”.

Así lo dijo Mario Adolfo Bucaro Flores, embajador de Guatemala en México, durante una inspección de los operativos de contención por la rivera del río Suchiate. En esta inspección participaron Francisco Garduño, comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), y otros representantes del gobierno de Honduras.

Ante militares de la Guardia Nacional y agentes migratorios apostados del lado mexicano, así como policías y militares guatemaltecos desplegados al otro lado del río, los funcionarios explicaron que en sólo tres días se logró contener la caravana y deportar, mediante los operativos de contención que se implementaron desde Guatemala, a poco más de 3 mil 500 migrantes hondureños; y 235 en la frontera, ya del lado mexicano.

Miembros de la Guardia Nacional resguardan la frontera México-Guatemala. | Foto: Ángeles Mariscal / La verdad Juárez.
Miembros de la Guardia Nacional resguardan la frontera México-Guatemala. | Foto: Ángeles Mariscal / La verdad Juárez.

La caravana salió de la ciudad de San Pedro Sula, en Honduras, el pasado 1 de octubre. Fue la primera que se organiza luego del inicio de la pandemia mundial por Covid-19.

En octubre de 2018, la que población migrante de Centroamérica emprendió por primera vez sus viajes a través de grandes grupos de hasta 10 mil personas. Hasta la fecha, se han organizado al menos 10 caravanas de migrantes.

En todas ellas, los gobiernos de sus propios países, así como México y Estados Unidos, han cuestionado la legitimidad del proceso migratorio. Algunos han intentado, con mayor o menor éxito, detenerlas bajo distintos argumentos. Sin embargo, la mayoría de las veces recurren al uso de la fuerza pública.

Esta ocasión no fue la excepción. Pero ahora los operativos de contención se dieron desde Guatemala, poniendo como justificación que había riesgo de contagio contagio por la pandemia.

“Se ha hecho un despliegue desde la frontera de Honduras con Guatemala, hasta México (…). Este despliegue permite que hoy no tengamos esas caravanas terribles que ponen en peligro la vida de mexicanos, que también ponen en peligro la vida de los guatemaltecos y los hermanos hondureños”, justificó el embajador guatemalteco Bucaro Flores.

“Hoy estamos dando un mensaje muy importante entre México y Guatemala, para trabajar juntos en el fortalecimiento de la frontera sur. Nuestra misión es salvar vidas, las vidas de cada persona que migra están siendo puestas en peligro al momento de migrar en medio de una pandemia”.

La alternativa en este momento es quédate en casa. Tienes que quedarte en casa con tu familia porque estamos viviendo la peor pandemia en nuestra historia. No es momento de migrar”, agregó el embajador.

Por su parte, Francisco Garduño, comisionado del INM, dijo que en el lado mexicano se han detenido a 235 migrantes que lograron pasar los filtros de contención guatemaltecos.

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También aseveró que “hay drones vigilando nuevos caminos que los polleros descubren o transitan”, además de los operativos de la Guardia Nacional y el INM.

“Las pandillas nos están corriendo”

“Las pandillas nos están corriendo, allá en Honduras el futuro sólo es fumar mota y piedra. Irse a meter a la Mara (pandillas). Vender droga para sacar pisto”. Así resumió la vida en su país Elfred Castellanos, un joven de 24 años que viajaba en la caravana de migrantes con su hermano Edwin, de 14.

Elfred logró escapar a los operativos de contención migratoria. Pero su hermano fue cercado y obligado a subir a los autobuses de regreso a Honduras. Edwin deberá volver al Barrio Sunseri, de San Pedro Sula, uno de los más impactados por las pandillas de la Mara Salvatrucha.

Rosy y María son otras dos jóvenes, de 17 y 20 años, hermanas, originarias de La Ceiba, una región caribeña de Honduras. Ellas también escaparon de los operativos de contención. Huyen de las pandillas porque, en su caso, quedarse en su barrio significa estar sometidas al abuso sexual y laboral de estos grupos.

Para Rosy, Elfred y María, volver a Honduras no es una opción. Por ello aseguran que, pese a la pandemia y los operativos de contención migratoria, intentarán cruzar la frontera con México y llegar a Estados Unidos.

A pesar de la vigilancia, muchos migrantes de la caravana no abandonan sus planes de llegar a EEUU. | Foto: Ángeles Mariscal / La verdad Juárez.
A pesar de la vigilancia, muchos migrantes de la caravana no abandonan sus planes de llegar a EEUU. | Foto: Ángeles Mariscal / La verdad Juárez.

“Mucho antes de la pandemia esto ya estaba mal en Honduras: sin trabajo, sin futuro. Con la pandemia la situación se puso peor, y la única ayuda del gobierno fue darnos bolsitas de comida dos veces en los seis meses de la pandemia”, explicó Miltón, de oficio soldador.

Explica que, durante la pandemia hubo, meses en los que ganó  sólo 2 mil lempiras, lo que apenas alcanzaba para pagar la renta de su vivienda. Por ello, para él “regresar a Honduras es la última opción que tenemos”, explicó. Para emprender el viaje en la caravana pidió prestado 8 mil lempiras, una deuda que ahora se suma a su pobreza.

Ana viaja con su niña de 5 años; Karen, con su hija Saraí, de apenas mes y medio de nacida. Las dos mujeres se niegan a que sus hijas crezcan en Honduras. Ellas sueñan que estas nuevas generaciones logren trabajar, recibir salarios justos y vivir sin la presión que ejercen las pandillas. Sin embargo, Ana fue obligada a subir a un autobús de regreso a Honduras, que llevaba pegado en un costado el letrero “Retorno Voluntario”. Karen se resistió y huyó con su hija en brazos.

Muchos jóvenes migrantes detenidos y obligados a retornar a Honduras aseguran que volverán a intentar y emprender de nuevo el viaje rumbo a Estados Unidos.

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