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A 100 años del sufragio femenino, la lucha por el derecho al voto en EEUU continúa

Gracias a la lucha de las mujeres, muchas minorías en EEUU pueden ejercer su derecho al voto actualmente. Foto: EFE, Michael Reynolds
Aunque las minorías en EEUU ya pueden ejercer su derecho al voto, muchas medidas siguen poniendo trabas a comunidades latinas, negras o con bajo nivel educativo.

Un siglo después de que las mujeres lograran el derecho al voto en EEUU, la lucha por el sufragio universal sigue viva en el país. Ahí, las minorías aún enfrentan trabas para votar en varios estados. Además, el fantasma del fraude electoral sigue utilizándose para limitar el acceso a las urnas.

La primera vez que las mujeres pudieron votar fue en Tennessee. Con una votación muy ajustada, el 18 de agosto de 1920 ese estado ratificó la Decimonovena Enmienda de la Constitución estadounidense.

Al permitir que las mujeres ejercieran el voto, culminó el proceso para añadir a la carta magna una frase sencilla pero poderosa: ya no podía prohibirse el voto a nadie en EEUU “por razón de su sexo”.

La batalla para conseguirlo duró 72 años. Inició con la primera convención por los derechos de la mujer en 1848 en Seneca Falls (Nueva York).

Muchas impulsoras murieron antes de poder votar, mientras que otras fueron encarceladas y torturadas por sus desafiantes protestas ante la Casa Blanca en la década de 1910.

La mancha del racismo

Lejos de ser homogéneo, el movimiento de las mujeres sufragistas abarcaba distintas filosofías políticas. Incluso discriminó a sus integrantes negras, que en algunos casos se rebelaron.

La periodista Ida B. Wells, por ejemplo, se negó a situarse en la cola de su delegación durante la marcha en Washington por el sufragio femenino en 1913.

(El movimiento de las sufragistas) expuso la misoginia y el machismo de quienes creían que las mujeres no tenían nada que aportar a la sociedad civil, pero también el racismo y el supremacismo blanco que llevó a algunas a creer que las mujeres negras no debían acceder al voto,

explicó a Efe Marcia Chatelain, profesora de historia en la Universidad de Georgetown.

A pesar de la discriminación a la que se han enfrentado, las mujeres negras juegan un papel importante en las elecciones.

Así lo declara Andra Gillespie, experta en política y raza en la Universidad Emory:

“Las mujeres negras son muy importantes en la política electoral, en parte porque, en comparación con los hombres negros, es más improbable que acaben en el sistema de justicia criminal. Así que pueden votar más mujeres que hombres negros”.

Medio siglo de espera para las mujeres negras y latinas

“En el caso de las mujeres afroamericanas, particularmente en el sur, el derecho al voto no estuvo protegido para ellas hasta 1965. Tuvieron que pasar casi cincuenta años más”, recordó Chatelain.

Fue ese año cuando se aprobó la Ley de Derechos al Voto. Esta ley derribó la mayoría de las barreras al sufragio que habían impuesto muchos estados y localidades del sur para dificultar el acceso de los negros a las urnas.

Estos estados habían implementado tácticas como el pago de tasas o la instauración de “tests de alfabetización”, imposibles de superar para la comunidad negra.

Al prohibir la discriminación racial en el acceso al voto, la ley de 1965 también benefició a los latinos y nativos americanos.

Sin embargo, muchos hispanos tuvieron que esperar una década más, hasta 1975, para que se prohibieran explícitamente las trabas al voto para aquellos que no hablaban o entendían bien el inglés.

El derecho al voto: sólo en papel

Con la ratificación de la Decimonovena Enmienda, el camino hacia el sufragio universal en EEUU parecía completo.

Los hombres afroamericanos habían conseguido el derecho al voto con otro cambio a la Constitución en 1870. Así, según la constitución, la norma era que todos los estadounidenses podían acudir a las urnas.

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Pero aún faltaban casi cinco décadas para que ese derecho se extendiera en la práctica a todas las minorías. Cien años después, las tácticas para suprimir el voto en varios estados siguen impidiendo la realización completa del sueño de las sufragistas.

Estas tácticas perjudican, sobre todo, a los negros, latinos y nativos americanos.

El siglo XXI: nuevas trabas al voto

En 2013, una decisión del Tribunal Supremo debilitó parte de la ley de 1965. Gracias a esto, algunos estados implementaron nuevas medidas que, según expertos y activistas, impactan de forma desproporcionada a los negros y latinos. Además, en muchos casos, les disuaden de votar o se lo impiden.

Cuando se trata del voto de los negros, los hispanos o los indígenas, la historia de Estados Unidos no es tanto una historia de democracia como una de hipocresía,

dijo a Efe Renaldo Pearson, director para asuntos externos de RepresentUS, una organización civil dedicada a la lucha contra la corrupción.

Por otra parte, todavía hay estadounidenses que tienen el derecho al voto negado de por vida.

En once estados del país, quienes cometen algunos crímenes pierden indefinidamente el derecho al sufragio, incluso después de cumplir su condena.

No obstante, cada vez son más los territorios que están reformando ese tipo de normas.

El fantasma del fraude electoral

A partir de la década de 2000, varios estados empezaron a impulsar medidas para impedir el fraude electoral. Con este propósito, muchos estados empezaron a exigir algún tipo de identificación con fotografía para votar.

No obstante, esto perjudicó a los más pobres o marginados. También se complicó el proceso de registro y, en algunos casos, se eliminó de los padrones de votantes a quienes llevaban años sin votar. Esta última práctica aún es frecuente en varios territorios.

Agitar el fantasma del fraude electoral acaba perjudicando a las poblaciones más marginadas o pobres, que suelen incluir a los latinos o negros.

Esto se debe a que, a menudo, el temor al fraude electoral repercute en la aprobación de nuevas medidas que aumentan las barreras para quienes tienen menos recursos, según los expertos consultados por Efe.

La forma en la que se implementaron las leyes de documentos de identificación tuvo el potencial de desalentar a los afroamericanos y latinos más pobres o ancianos de registrarse para votar,

señaló Andra Gillespie al respecto.

La lucha por el derecho al voto continúa

Mientras activistas como Pearson proponen soluciones como la posibilidad de registrarse para votar el mismo día de las elecciones, Donald Trump, ha lanzado una campaña contra el voto por correo en las elecciones del 3 de noviembre.

Con el argumento no demostrado de que el voto por correo puede facilitar el fraude, Trump ha permitido una serie de duros recortes en el Servicio Postal. Esto podría resultar en la privación del voto de millones de estadounidenses en 46 de los 50 estados del país.

Ese panorama demuestra que la batalla que iniciaron las sufragistas no ha terminado. Chatelain cree que los estadounidenses deben aprender una lección de ellas: “la importancia de las alianzas entre comunidades”, de distintas razas o niveles socioeconómicos, “por el bien común de asegurarse de que todo el mundo puede votar”.

Con información de EFE.

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