La forma cómo ha evolucionado la inversión, los indicadores de confianza del consumidor y de los empresarios, los pronósticos de los especialistas del sector privado, revelan que la confianza en el futuro del país a corto y mediano plazo simplemente ya desapareció.
Y, a fin de cuentas, la confianza no es otra cosa sino las percepciones de los agentes económicos sobre cómo sienten que las cosas están marchando y cómo sienten que marcharán en el futuro.
Según como sientan las cosas, los empresarios invierten o no y los consumidores consumen o no.
Los datos de la economía están mal y se pondrán peor.
Con el paso de los meses, la actividad de la economía pasó de ligeramente positiva, con crecimiento de 0.1%, a neutro, con cero por ciento de avance y a negativos, como ya se vio en julio, con menos 0.4% y agosto, con menos 0.6%.
El promedio, es verdad, nos dice que hasta agosto la economía se estaciono en un 0.0%, pero si se observa la evolución, no el promedio, nos dice que primero bajo el crecimiento; luego apareció el 0.0% y ahora, surgieron las cifras negativas.
Si se analizan las mediciones del consumo, las opiniones de los especialistas del sector privado, la evolución de la inversión, se observa que, en general, el panorama no gusta y el futuro se ve gris.
Por ejemplo, los datos del consumo privado, apenas crecieron 0.4% en octubre de este año, cuando en 2017 y parte del 2018, el consumo privado fue el motor de la economía.
Las expectativas de los especialistas del sector privado que levanta Banco de México entre 46 grupos de análisis, indican que, en septiembre, pensaban que la economía crecería 0.46% en este año; para octubre, coincidían en un crecimiento de apenas 0.20%.
Lo datos de la inversión señalan caídas de 9.1 en la inversión total y de 12.8% en maquinaria y equipo.
Las expectativas de los empresarios, datos levantados por el INEGI en octubre, revelan que los empresarios piensan que no es momento para invertir, que la situación económica y futuro del país se ve mal y que la situación de sus empresas también.
Es decir, el sentimiento de que esto no va bien y que el futuro económico no es positivo está ya repercutiendo en las decisiones de empresarios y consumidores.
Los primeros han dejado de invertir desde octubre del año pasado y los segundos, pasaron de la euforia a la prudencia y a la negativa para comprar bienes duraderos.
Sin duda, para casi todos los sectores el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y el cambio que ofrecía, levantaron buenas expectativas entre julio y octubre del año pasado; cuando se paró la obra de NAIM, se aprobó el paquete económico del 2019; se incumplió en materia de seguridad y se toman decisiones como la del caso Culiacán, el optimismo se ha convertido en decepción o en franca preocupación y ha sido claro que el camino no es el adecuado y que el futuro se ve cada vez más negro.
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