El excongresista demócrata por Texas, Beto O’Rourke, anunció formalmente el jueves que buscará la nominación presidencial demócrata para 2020, lo que pone fin a una intensa especulación en los últimos tiempos acerca de si intentaría llegar a la Casa Blanca.
O’Rourke había mantenido un perfil relativamente bajo desde su fallida campaña para desplazar al senador republicano Ted Cruz. La posibilidad de presentarse la reveló en febrero pasado, cuando dijo en una entrevista con Oprah Winfrey en Nueva York: “He estado pensando en postularme a la presidencia”.
De esta manera, se une a una larga lista de demócratas que buscarán ganar al presidente Donald Trump.
Al anunciar su candidatura en un video publicado en internet, O’Rourke, se comprometió a abordar “las crisis interconectadas en nuestra economía, nuestra democracia y nuestro clima”.
“Este momento de peligro produce, quizás, el mayor momento de promesa para este país”, dijo en el video que se publicó en el sitio web de El Paso Times.
After months of speculation, Beto reveals why he’s joining the 2020 presidential race. #beto2020 https://t.co/Jaz0AaaJDS
— El Paso Times (@elpasotimes) 14 de marzo de 2019
“Podemos empezar por arreglar nuestra democracia”, dice O’Rourke, de quien se espera que inicie de inmediato una campaña en Iowa, que celebra el primer concurso de nominación demócrata en febrero de 2020.
También está previsto que visite otras ciudades de Iowa, tradicionalmente un bastión demócrata.
Medios dijeron que el viaje servirá de primera prueba acerca de si O’Rourke puede llevar al escenario político nacional el atractivo de la estrella del pop que mostró en Texas el año pasado, atrayendo multitudes entusiastas y obteniendo 80 millones de dólares en donaciones para la campaña.
La agencia Reuters reportó que una influyente encuesta de Iowa publicada la semana pasada mostró a O’Rourke como la primera opción de solo el 5 por ciento de los votantes demócratas, detrás de cuatro contendientes, incluido el ex vicepresidente Joe Biden, quien aún no ha declarado su candidatura, y el senador estadounidense Bernie Sanders.
Cuando la encuesta de Des Moines Register / CNN / Mediacom se realizó por primera vez en diciembre, O’Rourke se ubicó en tercer lugar, la mejor opción del 11 por ciento. Sin embargo, en una señal alentadora, un tercio de los encuestados dijo que no sabía lo suficiente sobre él para tener una opinión.
Después de oficializarse su precadidatura, no pasó mucho para que su principal contrincante republicano, el presidente Donald Trump, comentara sobre la noticia.
“Creo que tiene muchos movimientos de mano. Nunca había visto tantos movimientos de mano. Digo que si está loco o es simplemente la forma en la que actúa. Así que, nunca había visto movimientos de mano. Lo vi un poco mientras esta mañana, hacía asumo, algún tipo de conferencia de prensa. Nunca había visto nada como eso. Estúdienlo. Estoy seguro que concordarán”, apuntó Trump.
Los desafíos de O’Rourke
O’Rourke, de 47 años, cumplió tres mandatos en el Congreso que representa a una región del oeste de Texas a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México.
Su desafío inicial en la carrera presidencial demócrata será distinguirse de los candidatos que comparten sus posiciones sobre temas progresistas clave, como la atención médica universal y el rechazo de las donaciones de los comités de acción política de las empresas.
En los últimos tiempos, O’Rourke ha intentado distanciarse de algunos candidatos de tendencia izquierdista, como Sanders y la senadora Elizabeth Warren de Massachusetts, a quienes Trump ha calificado de “socialistas”.
“Soy un capitalista”, dijo O’Rourke a los reporteros el mes pasado. “No veo cómo podemos enfrentar ninguno de los desafíos fundamentales que tenemos como país sin, en parte, aprovechar el poder del mercado”.
O’Rourke, cuyo nombre de pila es Robert Francis, adquirió su apodo mientras crecía en El Paso, Texas.
En 2012, ganó contra el titular del congresista demócrata Silvestre Reyes en un distrito de mayoría latina, y fue reelegido dos veces antes de renunciar a su asiento para competir contra Cruz.
Su arresto en 1998 por conducir ebrio ha sido un problema en todas las campañas en que se ha presentado y podría reaparecer durante su candidatura presidencial que inicia este jueves.
