Lo que empezó como un fiesta en la que niños y padres corrían por los campos de pasto sintético, las playeras verdes con el nombre de Chicharito y H. Lozano iban y venían, se fue transformando en caras apagadas y muecas en los rostros… derrota es la palabra que recordarán de este día.
El Zócalo de la Ciudad de México poco a poco se llenaba de fanáticos deseosos de llevarse la copa mundial a casa, como si estuvieran en Rusia gritaban y se enojaban, seguramente la Selección mexicana escuchó sus aplausos y una que otra mentada de madre.
¡Vamooooss, corre corre! ¡Lo tienes allá, pasalaaaa!, gritaba la gente que se reunía frente a la gran pantalla que mostraba el juego de México vs Brasil, miles de personas reunidas gritaban como si estuvieran en el estadio.
El Zócalo estaba repleto de personas, unas horas antes ya lo había estado, miles de personas apoyando a Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. ¿Qué podría salir mal?, AMLO ganó, la Selección también lo hará, la esperanza estaba en Osorio que tanto fue criticado.
“¡Eeeeeehhhhhh putooooo!” gritó la afición, no se quedaron con las ganas y desde México de seguro se habrá oído también en Rusia, todos esperaban que esta vez no fuera la octava derrota de México en octavos de final, que por cierto es el único equipo que ha logrado ese récord.
Los patrocinadores prendían la fiesta arrojando playeras, gorras y banderitas que la gente mostraba con diversión, era un verdadera fiesta, México estaba jugando muy bien contra Brasil, total ya le habíamos ganado al grande en el 2012, ¡Sí se puede, sí se puede! coreaba la gente.
Al medio tiempo, el grupo de música, ELEFANTE, hizo aparición a escena, y el marcador 0-0, las 9:45 de la mañana y todo sereno en la portería de Guillermo Ochoa, la fiesta seguía, la Selección continuaba de pie, al igual que el ánimo de la gente.
Los goles vinieron, el ánimo de la gente poco a poco se fue desplomando, los ojos cristalinos se veían en la cara de los más grandes y pequeños, los labios se apretaban, el Zócalo perdía fuerza, las personas ya no reían ahora solo esperaban que Chicharito metiera un gol para seguir en juego… pero nunca llegó.
Finalmente lo que muchos ya sabían pero pocos se atrevían a confirmar, Brasil ganó y los rostros que una vez lucieron tan felices ahora tristes regresaban a casa, ya no había nada que hacer, México regresaba a casa, adiós, Rusia, adiós mundial, adiós sueños y esperanzas, jugaron bien pero no fue lo suficiente.