19 de abril de 2024
DOLAR: $17.06
Search
Close this search box.
19 de abril de 2024 | Dolar:$17.06

El racismo es un pecado que niega la dignidad humana: Arzobispo de Washington

Donald Wuerl precisa que “el racismo niega la igualdad y la dignidad básicas de todas las personas ante Dios y entre sí”.

El Arzobispo de Washington en Estados Unidos, Cardenal Donald Wuerl, afirmó que el racismo es un mal y un pecado que niega la dignidad humana.

Así lo indicó el Purpurado en su carta pastoral titulada “El desafío del racismo hoy” que dio a conocer este 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos.

En el texto dirigido a los sacerdotes, religiosos y laicos de la Iglesia en Washington, el Cardenal precisa que “el racismo niega la igualdad y la dignidad básicas de todas las personas ante Dios y entre sí”.

“El racismo se define como un pecado porque ofende a Dios al negar la bondad de la creación. Es un pecado contra nuestro prójimo, particularmente cuando se manifiesta en apoyo de las estructuras sistémicas de pecado en los ámbitos social, económico y político”.

También, prosigue el Cardenal, “es un pecado que atenta contra la unidad del Cuerpo de Cristo, porque socava la solidaridad por cuenta de las faltas personales de prejuicio, discriminación y violencia”.

Tal vez te interese:  Detienen a líderes religiosos por protestar a favor de los dreamers

Ante el avance del racismo, recuerda, los obispos de Estados Unidos han establecido un Comité Ad Hoc “formado por miembros del clero y por hombres y mujeres seglares con el cometido de denunciar este mal que es causa de desunión y de gran daño”.

El Cardenal dijo además en la carta pastoral que “las divisiones que nos aquejan hoy en día, que se basan en el color de la piel o el origen étnico de una persona, obviamente no forman parte del plan de Dios”.

“Este es el punto de partida para nuestra reflexión. La raza humana está enraizada en el acto bondadoso y creativo de Dios, que nos creó y quiso que fuéramos una familia, –todos hijos de Dios– hechos a la imagen y semejanza de Dios”.

“No hay base alguna para sostener que algunos están hechos más a la imagen de Dios que otros”, precisó.

El Arzobispo explicó también que “nadie es mejor que otra persona por el color de su piel o el lugar de su nacimiento. Lo que nos hace iguales ante Dios y lo que nos debe hacer iguales en dignidad el uno frente al otro es que todos somos hermanos y hermanas, porque todos somos hijos del mismo Dios bondadoso que nos creó”.

Notas relacionadas