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Banxico tendrá que subir su tasa de interés

El Banco de México, la Secretaría de Hacienda y la mayoría de los analistas económicos, se equivocaron en las previsiones de lo que pasaría con la inflación durante este año. La subida de los precios, detonada por el aumento en las tarifas de las gasolinas es mucho mayor de lo que todo mundo previó. En esencia, se decía que el promedio de precios llegaría a 5.0% o 6.0% cuando mucho y luego, a estas alturas del año, ya mostraría una clara tendencia a bajar.

Pero no ha sido así. El Indice Nacional de Precios al Consumidor subió 0.31% en los primeros quince días de agosto y llegó a 6.59% en su tasa anual. En la misma fecha del año pasado, la inflación era de 2.80 por ciento.

Cada quincena, desde que se aumentaron los precios de la gasolina, la inflación no ha dejado de subir y ha resistido sin mayor problema el aumento en las tasas de interés impulsada por el Banco de México.

A estas alturas del partido parece evidente que la tasa de interés de referencia del instituto central debe volver a subir porque está apenas una décima arriba de la tasa de inflación.

En junio, la Junta de Gobierno del banco central, con el voto en contra de uno de sus integrantes, subió la tasa de interés de referencia a 7.0 por ciento.

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¿Qué diablos ha pasado que la inflación ha roto todas las previsiones y ha resistido la política monetaria del Banco de México?

Desde luego, el aumento en el precio de los energéticos ha sido un detonante para el aumento de los precios en general. En el último año los energéticos han aumentado 11.26 por ciento.

Y junto con los energéticos hay que anotar que la depreciación del peso, que parecía que no impactaba en los precios, está haciendo su parte en el empuje a la inflación.

En los primeros meses en que el peso empezó a depreciarse partiendo de aquellos 13 pesos por dólar, parecía que el fenómeno no impactaba a la inflación, pero bastó que el precio de los energéticos detonara el fenómeno, para que se empezara a notar la depreciación del peso.

Es probable en todo este proceso, que el Banco de México se haya visto tibio o cuando menos lento para subir la tasa de interés, el único remedo real en contra de la inflación.

Los miembros de la Junta de Gobierno siguen hablando del “anclaje en las expectativas inflacionarias” o de “la convergencia de los precios al objetivo inflacionario de Banxico”.

Pero lo único cierto es que hace un año la inflación era de 2.80%, y ahora es de 6.59% y sigue subiendo.

Banco de México tendrá que subir la tasa de interés en cualquier momento para evitar que el promedio general de precios de acerque a los dos dígitos, aunque ello signifique golpear el dinamismo de la economía.

Nadie quiere llegar a 2018 con una economía en crecimiento y con una inflación de dos dígitos.

Ya, ahora, las previsiones sobre la inflación han perdido credibilidad, y mientras el fenómeno no muestre un descenso sistemático los agentes económicos seguirán actuando con la mentalidad de que la inflación futura será más elevada que la del presente.