Desde la semana pasada se pusieron en operación mecanismos para aplicar deportaciones express a quienes haya cumplido sus sentencias criminales en la cárcel, de acuerdo con las nuevas reglas emitidas por el Departamento de Estado de la Unión Americana.
En un artículo publicado en el Nuevo Herald, de Miami, se explica que los mismos fiscales federales que condenen a inmigrantes podrán emitir sus órdenes de deportación y sus sentencias, con el objetivo de ahorrar dinero en gastos de detención y alimentación de reclusos.
Antes, los inmigrantes que eran condenados por un delito federal y terminaban sus penas carcelarias eran enviados a Centros de Detención para esperar su proceso de deportación.
Sin embargo, con las nuevas reglas los fiscales federales pedirán a los jueces emitir “órdenes judiciales de expulsión” que establecen que un extranjero condenado sea deportado de inmediato al cumplir su sentencia.
“La nueva táctica legal acorta el tiempo de espera para deportación, evita atrasos en las cortes migratorias atiborradas ya de casos, ahorra dinero en gastos de detención y alimentación para los reclusos en centros de detención para inmigrantes, libera espacio en esos centros para otros extranjeros y envía el mensaje a las comunidades inmigrantes de que, bajo el presidente Donald Trump, la aplicación de la ley de inmigración es estricta y rápida”, dice el artículo.
“Esta es la era de Trump”, dijo Jeff Sessions, secretario de Justicia, al anunciar las nuevas medidas.
En Estados Unidos hay mas de 500 mil casos sin procesar en las cortes migratorias, y pueden pasar años para que un juez tome una determinación en un caso.
Las nuevas directrices de Sessions estaban incluidas en el memorando que envió a todos los fiscales de Estados Unidos el pasado 11 de abril.
El documento también instriuye a los fiscales sobre el aumento de la severidad de los cargos penales contra los extranjeros que cruzan la frontera ilegalmente, los inmigrantes acusados de cometer fraude con documentos o de robo de identidad y los extranjeros que regresan ilegalmente a los Estados Unidos después de haber sido previamente deportados.
