En mayo concluye el ciclo de cosecha del mango en el Istmo de Tehuantepec. De acuerdo al presidente del Sistema Producto en esta entidad, Roberto Nivón, hasta 50 mil toneladas de mango de primera calidad se logran empaquetar para su exportación hacia Estados Unidos y Canadá.
Superados solo por Sinaloa y Michoacán, Oaxaca se constituye como el tercer productor a nivel nacional de esta fruta pero semejante tarea requiere la mano de obra de 5 mil personas en la recolección y mil 800 más en las empacadoras. Una parte de este monumental trabajo lo realizan los trabajadores migrantes que provienen de Chiapas y países centroamericanos.
Para la entidad oaxaqueña que carece de grandes industrias estos logros son muy trascedentes. De acuerdo al Plan Estratégico Sectorial Agropecuario Forestal y Pesquero 2010-2016, elaborado por el gobierno estatal del pasado sexenio y especialistas del Banco de México, “en lo relativo a los factores económicos y productivos, Oaxaca se encuentra en la última posición en los índices de competitividad estatal”.
La entidad se coloca como el tercer estado más pobre, 44% de la población se ubica en grado alto y muy alto de marginación -1,672,000 habitantes-, (CONAPO 2005 y Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas. CDI. Anuario).
El 23% de los habitantes vive en localidades rurales y 45% de la población es de origen indígena, quienes hablan 15 idiomas étnicos- es decir con pobreza y marginación ancestrales, en donde los productos de exportación y la agroindustria, como el mango resultan de vital importancia para la economía local, estatal y nacional.
En este contexto, los productores de mango, reconocen que de febrero a mayo, ciclo de siembra y cosecha de este fruto, urgen de mano de obra, insuficiente con los jornaleros locales y entonces para culminar el trabajo de 12 empresas empaquetadoras en la región, no solo aceptan sino que buscan la mano de obra de campesinos de Chiapas y de trabajadores migrantes centroamericanos.
“La actividad fuerte se realiza durante 4 meses, desde Tapanatepec, pasando por Chahuites e Ixhuatán, pero no hay mano de obra suficientes y vienen de Chiapas, así como centroamericanos”, expuso el representante de más de 200 asociaciones de productores.
Esta suma de esfuerzos en un estado con tantas carencias es necesario que se conozca, porque la mano de obra migrante se hace presente y es sumamente positiva para la economía local, regional, estatal y hasta internacional, sus resultados trascienden fronteras.
El reconocimiento de este trabajo permite valorar en su justa dimensión la fuerza migrante en México pero también en Estados Unidos, y sobre todo cuando las organizaciones de derechos humanos a favor de la migración y ciudadanos viralizan en redes sociales el aumento de ataques antimigrantes, racistas y xenofóbicos.
Según un reporte de la cadena televisiva NBC News, en la administración de Donald Trump, el ICE ha incrementado hasta150 por ciento los arrestos de migrantes sin antecedentes penales, es decir por su color de piel, forma de hablar, de vestir, apariencia latina, 37% más que los realizados durante el gobierno de Obama, 400 detenciones por día. Hay especialistas que hablan ya de una limpieza etnica, reconoció el director del Movimiento Latino Juan José Gutiérrez, entrevistado por Univisión.
Además defensores de migrantes en California, como Emilio García de San Bernardino Community Service Center, recupera en sus redes sociales, las cifras del último informe de la Agencia de Inmigración y Aduanas, en donde se indica que de los 43 mil 318 indocumentados arrestados por los agentes migratorios, en 2017 el 63.5% es decir 25 mil 849 fueron de origen mexicano.
Así frente a los datos duros, se observan a diario escenas antimigrantes reproducidas de forma digital y masiva, como las de una mujer norteamericana que en un super mercado pretende “correr” a otras mujeres latinas y las insulta; un hombre que casi agrede a otro por hablar español y el caso del linchamiento del ciudadano ruso Aleksei Viktorovich Makeev, quien permanece hospitalizado, luego de difundirse videos de agresiones e insultos contra mexicanos en su cuenta de Facebook, pero que ahora sus vecinos han corroborado de acuerdo a entrevistas televisadas en noticieros de señal abierta en México.
Estos casos visibles son apenas un reflejo de lo que está pasando y que enarbola la cultura del odio agravado por la llegada de un nuevo presidente a Estados Unidos, quien utilizó esos mensajes de odio para llegar al poder.
Pareciera obvio, pero hay de extranjeros a extranjeros, los que representan esa fuerza laboral, esos jornaleros que llegan a Oaxaca, Chiapas, Sinaloa o San Quintín, esos trabajadores latinos que ponen alma y vida a sus trabajos de meseros, empleados de mostrador o labores domésticos desde Los Angeles a Nueva York y los que como ese ciudadano ruso encuentran en la agresión la forma más fácil de desahogar sus múltiples frustraciones, complejos y miserias, más que materiales espirituales.
Por eso sus acciones en polos diametralmente opuestos sirven para reiterar que no todos pueden encasillarse en el mismo concepto, que la migración no es un delito, que ser distinto no es sinónimo de inferioridad. Vale la pena conocer la participación de esos hombres y mujeres que participan en mejorar la vida de un país, de un estado y de una región.
Si bien nos desagradan los agresores como este extranjero y no por ello la justicia en propia mano es la respuesta, pues volveríamos a la edad de las cavernas donde todo era resuelto por la diferencia de fuerza física, sí salen puntos de reflexión, por ejemplo, el Instituto Nacional de Migración tendría que explicar porqué este extranjero de origen ruso seguía sin ser devuelto a su país de origen, sí desde enero carecía de los permisos necesarios para permanecer en territorio nacional.
Los videos que él mismo se encargaba de grabar y difundir públicamente en sus redes sociales dan cuenta de la calidad de persona, por supuesto más allá de la nacionalidad, sin embargo cómo fue que el INM le otorgó una visa humanitaria, bajo qué criterios la entregó.
Y entonces no deberían otorgar estos documentos a hombres y mujeres que aportan su fuerza laboral a economías que tanto lo necesitan como en el sur-sureste del país, como los migrantes que son perseguidos a diario.
El Instituto Nacional de Migración tiene un reto enorme, pero también como ciudadanos, porque la discriminación es en Estados Unidos y en México, conocer como nos ayudan los trabajadores migrantes internacionales es apenas una obligación simple de cumplir, necesaria para valorar su esfuerzo y evitar caer en las actitudes que tanto criticamos de personas como Trump y como el ruso que sigue hospitalizado en coma inducida y que ni si quiera en ese estado le perdonan sus aberrantes actitudes, deleznable pero en cama hubo ya quien se tomó una selfie como trofeo de un linchamiento, que reiteramos no debería ser la respuesta generalizada. Así de opuestos, el deleznable ruso y los trabajadores y productivos jornaleros del mango.