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#HistoriasDeDeportados | Rodolfo López, el hombre que aprendió a flotar [PARTE 2]

Historias de Deportados | Rodolfo López un mexicano en Las Vegas
El hermano mayor de Rodolfo, Irán López Celis cruzó “al otro lado” a los 14 años. Se fue solo con educación básica. Después de mantenerse de forma indocumentada por 30 años en los Estados Unidos alcanzó la ciudadanía en 2016....

Un padre alcohólico. Una madre con desequilibrio bioquímico en el cerebro. El abuso de confianza de familiares que lo sacaron de un negocio de maquila de chamarras. Pleitos con inquilinos que no querían pagar la renta de una vecindad. El padecer violencia policial en el Estado de México. Trabajar como escolta de un jefe de la policía bancaria y comercial en la Ciudad de México. Dejar la escuela porque se le hacía difícil. El sueño de seguir los pasos del hermano mayor, quien vive en Austin, Texas, y es ciudadano. Pero, especialmente, el derecho a vivir en “paz”, condujeron a Rodolfo López Celis a migrar a Estados Unidos.

La primera vez que lo intentó tenía 16 años. Fue en 1996. Se “aventó” a la “buena de dios”, rememora. Con tres botes de agua, un cambio de ropa y con la esperanza de que su hermano lo recibiría con los brazos abiertos. Pero… “cuando llegué a Nuevo Laredo, mi hermano nunca me contestó el teléfono. Creo que mi hermano jamás me quiso ayudar porque eso comprometía su proceso de nacionalización. Quiero creer eso”.

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EL HOMBRE QUE PUDO FLOTAR

Rodolfo se acercó a unos paisanos de Toluca, Puebla y Querétaro que le dieron confianza. “Se les veía la intención de cruzar”, detalla. Rodolfo decidió unirse a ellos, en especial a Quirino, el queretano, quien les aseguraba conocer una ruta para pasar por el río. “Me preguntaron que si sabía nadar y les dije que no. Aún así me arriesgué […] Uno de ellos me pidió que me quitara la ropa, excepto la ropa interior, y que agarrara fuerte los tres galones vacíos de agua”.

La principal indicación a seguir era caminar contra corriente y rodear una masa de tierra que estaba en medio de la herida de agua dulce que separa a México y Estados Unidos. El Río Bravo, desde México, o el Río Grande, desde Estados Unidos, rugía. “Casi al llegar a la orilla caminando sin problemas, veo que los amigos se avientan a la orilla. Intento hacer lo mismo. Pero, no sé nadar. Me hundo. Ya no encontré piso. Fue desesperante porque tragué agua. Yo sólo pensé: Dios mío, ayúdame, tú sabes por qué lo hago. Yo viví en carne propia un milagro. Los galones me hicieron flotar. Desperté al otro lado del río”.

La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó a la Agencia EFE que en 2016 “murieron 65 personas por ahogamiento en la frontera entre México y Estados Unidos”.

Los compañeros se alegraron de que Rodolfo estuviera vivo. “Dicen que lloraron, me daban por muerto. Quirino me dio ropa, comida y agua. Me trató muy bien. No me cobró nada por mostrarme el camino”.

La segunda etapa del viaje consistía en subir a un tren. Se treparon como lo indicó Quirino. Pero, cerca de uno de los puntos de revisión, la “migra” los detecta. Quirino le pide a los compañeros que salten.

“No me aventé por miedo. El tren iba muy rápido. Los de la migra nos llevaron a un retén. Puse mi nombre en unas hojas. Nos encerraron en una cárcel de película. Y nos llevaron en una ‘van’ de vuelta a México. No volví a ver a mis amigos”.

DE IRÁN Y OTROS PROBLEMAS

El hermano mayor de Rodolfo, Irán López Celis cruzó “al otro lado” a los 14 años. Se fue solo con educación básica. Después de mantenerse de forma indocumentada por 30 años en los Estados Unidos alcanzó la ciudadanía en 2016. Trabajando como mesero en Austin, Texas, Irán ha conseguido invertir, desde 2010, en casas y terrenos en México, y en el envío continuo de remesas para sus padres. Rubén asegura que debido a que su hermano Irán no tiene hijos, ni compromisos ha podido vivir el “sueño americano”. “Cuando te vas con toda la familia se complica todo”.

Según el Banco Nacional de México (Banxico) en 2016 las remesas de Estados Unidos a México alcanzaron un nivel histórico al sumar 27 mil millones de dólares, un crecimiento de 8.8 por ciento con relación a 2015.

LA AVENTURA DE VIVIR EN EL ESTADO DE MÉXICO

A sus 20 años, Rodolfo fungía como apoderado legal de su hermano Irán para cobrar la renta de una vecindad, en el municipio de Ciudad Nezahualcóyotl, una de los municipios más densamente poblados del país, con alrededor de 18 millones de habitantes. Se fundó en 1964. Los primeros vecinos, que llegaron en los años 40 del siglo pasado, fueron campesinos de municipios de Puebla y Veracruz que buscaban mejorar sus condiciones de vida. Se dice que esta ciudad, mejor conocida como “Neza” o “Minezota”, también era parte de la ruta de los migrantes que buscaban llegar a Nueva York.

Su nula experiencia como rentero provocó que los inquilinos se aprovecharan de él, piensa. A Rodolfo lo expulsaban de la vecindad e incluso lo golpearon por el hecho de cobrar la renta. Dejó ese negocio y montó con su hermana una maquila de chamarras para vender al mayoreo a comerciantes de la calle de Corregidora, en la Ciudad de México. Un día que parecía cualquiera, el esposo de su hermana se quiso apoderar de todo y para evitar problemas, Rodolfo decidió retirarse, ser chofer de taxi y ayudarles sólo con la transportación de la mercancía.

En Chimalhuacán, Estado de México, unos parapolicías, mejor conocidos como “madrinas”, lo detienen y lo acusan de transportar ropa robada. Rodolfo narra que luego de sobrevivir a una golpiza y responder al ataque, un comandante le pide disculpas porque comprueban que lo habían confundido con otra persona. Rodolfo supone que la confusión se dio porque usaba lentes de sol. Obtuvo su libertad porque su hermana se presentó en el Ministerio Público con documentos en mano para mostrar que el negocio estaba en regla: “Son traumas que cargo y que me empujaron a irme”….


 

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