El Jefe de la Policía de Los Ángeles (LAPD), Charlie Beck, afirmó al diario Los Angeles Times que su departamento no colaborará con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para deportar inmigrantes indocumentados bajo la Presidencia de Donald Trump.
La afirmación de Beck supone una continuidad de las políticas que ha mantenido LAPD desde 1979 respecto a asuntos migratorios.
“No vamos a entrar en actividades policiales solo sobre la base del estatus migratorio de alguien. No vamos a trabajar junto con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en los esfuerzos de deportación. Ese no es nuestro trabajo y no lo convertiremos en nuestro trabajo”, dijo Beck en declaraciones al periódico angelino.
Esto no supone una novedad en las operaciones de LAPD, donde está prohibido que los oficiales investiguen y actúen en función de la situación migratoria de los ciudadanos, pero las palabras de Beck responden a la creciente inquietud entre la población indocumentada respecto a los planes de deportaciones masivas anunciados por el Presidente electo, Donald Trump.
El próximo inquilino de la Casa Blanca hizo de la deportación de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula viven en Estados Unidos uno de los pilares principales de su campaña electoral y prometió crear una unidad especial para llevar a cabo esas expulsiones del país.
En su primera entrevista tras la victoria en las elecciones del martes 8 de noviembre, Trump expuso que su prioridad es deportar o encarcelar a los indocumentados que tienen antecedentes criminales. Calculó que se trata de entre 2 y 3 millones de personas.
