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El movimiento separatista #Calexit avanza en California; 400 mil firmas bastan, dicen dirigentes

Antes de que comenzará la campaña presidencial de Estados Unidos, durante ésta y después del resultado que concluyó con la elección de Donald Trump como Presidente electo de la Nación más poderosa del mundo, el movimiento separatista de California, hoy denominado #Calexit, ha estado presente en esa entidad y ha redoblado su impulso.

De acuerdo con agencias informativas y medios de comunicación locales, la elección del magnate neoyorquino como Primer Mandatario le dio un enorme impulso en las redes sociales a una campaña en el estado con la mayor población del país para someter a votación una potencial secesión.

La Campaña a Favor de la Independencia de California espera incluir una pregunta en la boleta de las elecciones de noviembre de 2018 que autorizaría un voto de independencia a nivel estatal para la primavera de 2019.

La campaña había recibido poca atención hasta la elección del martes pasado, que también permitió a los republicanos mantener control del Congreso y aumentó la posibilidad de un cambio conservador en la Corte Suprema de Estados Unidos.

El presidente de la campaña, Louis J. Marinelli, dijo que los resultados de la elección ofrecen más pruebas de que California es más progresista que el resto de la Unión Americana.

Los votantes respaldaron en la boleta medidas que incluyeron el uso de marihuana para uso recreacional y un incremento en los impuestos para los ricos.

Muchos residentes de California se sintieron ofendidos por las constantes declaraciones y amenazas de Donald Trump sobre inmigración y otros temas, particularmente contra México y los mexicanos.

Luis Martinelli afirma que para realizar la consulta del pueblo californiano tan sólo serían necesarias 400 mil firmas entre los más de 39 millones de habitantes del estado.

Potencia económica mundial

La idea de un estado independiente, que sería la sexta economía del mundo por delante de Francia, parecía descabellada hasta la reciente elección de Donald Trump como nuevo mandamás de la Casa Blanca.

Su Producto Interno Bruto es de 2.5 billones de dólares y ahí radican las 10 empresas más grandes del mundo. Ese PIB es equivalente a la dimensión que tenía la economía británica al final del año pasado, antes de la sacudida financiera del Brexit, por lo que incluso California podría estar en camino de quedarse con el quinto puesto mundial si Reino Unido sigue tambaleando por los efectos del Brexit.

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California también se ha convertido en una máquina productora de trabajos. Generó más empleos que Texas y Florida juntos, estados que son el segundo y tercero más poblados de Estados Unidos, respectivamente.

California, además, marca las tendencias al mundo entero a través del imperio mediático que inunda las pantallas de cine y las televisiones con sus series, películas, música, tecnología, es el centro neurálgico del entretenimiento para el consumo de masas alrededor del mundo.

Entre sus más de 400 mil kilómetros cuadrados [100 mil kilómetros más que Italia, por ejemplo] reside la sede del imperio tecnológico que ha revolucionado la economía mundial y la forma en la que nos comunicamos a través de la fabricación de ideas y servicios que Silicon Valley produce de forma incesante.

Google, Apple, Facebook, LinkedIn, Uber, Tesla, Electronic Arts, Yahoo y muchas otras dominan el mundo de la tecnología, comunicación y los servicios del presente y futuro desde la bahía de San Francisco y Silicon Valley.

Los grandes magnates de la industria tecnológica han sido grandes generadores de opinión e influencia en la Casa Blanca en la era de Barack Obama y la mayoría se decantaron por la demócrata Hillary Clinton como garantía segura de la continuidad de su influencia en Washington; hoy, por supuesto, este escenario ha cambiado.

La única de las grandes tecnológicas que ha entrado en polémica es Google, que fue recientemente acusada de modificar su algoritmo de búsqueda para favorecer la imagen y los contenidos de Hillary durante la campaña, mismos que WikiLeaks filtraba entre los correos electrónicos de John Podesta, jefe de campaña de la candidata demócrata.

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