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12 de Octubre: Día de la Resistencia y la Sabiduría Ancestral de los Pueblos Indígenas

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Raíces que no mueren

Hoy, 12 de octubre, no conmemoramos el “descubrimiento de un continente”, sino la resistencia viva de los pueblos originarios que siguen sosteniendo, con su sabiduría y su espíritu, el corazón de nuestra identidad.

México es un territorio profundamente diverso: en él habitan 68 pueblos indígenas reconocidos oficialmente, que hablan 364 variantes lingüísticas pertenecientes a 11 familias lingüísticas.

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Cada uno de ellos es una historia de dignidad, una forma única de ver el mundo, un universo de saberes transmitidos por generaciones.

Los nahuas, zapotecos, mixtecos, mayas, otomíes, purépechas, totonacos, rarámuris, huicholes, tzeltales, tzotziles, triquis, mazatecos, coras, yaquis y muchos otros pueblos, son guardianes de la memoria, la medicina, la tierra y el alma de México.

Herederos de la tierra y del tiempo

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Durante siglos, los pueblos indígenas han sido el ejemplo más puro de resistencia.

Su fortaleza no está en la fuerza física, sino en su conexión con la tierra, en su respeto por los ciclos naturales y en su profunda comprensión de la vida.

Ellos no dominan la naturaleza: dialogan con ella.

Sus rituales, sus danzas, sus tejidos, su música y su cosmovisión son formas de agradecer, de curar y de mantener el equilibrio entre los seres humanos y el universo.

Sabiduría que sana el cuerpo y el alma

Preservar a los pueblos indígenas es preservar una forma más sana y consciente de vivir.

En sus comunidades, la alimentación se basa en productos naturales, sembrados sin químicos y cultivados con respeto: maíz, frijol, amaranto, calabaza, chile, cacao.

La cocina tradicional indígena no solo alimenta: cura, fortalece y conecta con la tierra.

Su medicina ancestral utiliza plantas, temazcales y rituales espirituales que buscan equilibrar cuerpo, mente y espíritu.

Mientras el mundo moderno se enferma por el exceso, los pueblos indígenas nos enseñan el valor del equilibrio.

Por eso son comunidades más longevas, más activas y más saludables: porque su vida fluye en armonía con la naturaleza.

Cada lengua indígena es una forma distinta de nombrar la vida.

En ellas, la palabra “agua” no solo describe un elemento, sino un ser que tiene espíritu.

Cada término guarda una visión de respeto hacia lo que existe, una lección de humildad ante la tierra.

Defender una lengua indígena es defender una manera de pensar, de sentir y de amar.

Cuando una lengua desaparece, no solo se pierde un idioma: se apaga una forma de entender el mundo.

 Preservarlos es preservarnos

Hoy, más que nunca, debemos reconocer que la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas es una guía para el futuro.

En tiempos de crisis ambiental, desigualdad y pérdida de sentido, ellos nos recuerdan lo esencial:

que la tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella.

Proteger a los pueblos indígenas significa proteger nuestra salud, nuestra historia y nuestra humanidad.

Son ellos quienes nos muestran que la vida no se trata de acumular, sino de compartir;

que el respeto por la tierra es el primer paso hacia la paz;

y que la cultura no solo se hereda, se vive y se honra cada día.

Un compromiso desde el arte y la cultura

Desde Carolina del Norte y muchos mas lugares en el mundo, celebramos este 12 de octubre como un acto de reconocimiento a la resistencia, la sabiduría y la belleza de nuestros pueblos originarios.

A través del arte, la danza, la pintura y la música, seguimos su ejemplo: preservar lo que somos, educar desde el corazón y celebrar nuestra raíz con orgullo.

Porque México no se entiende sin sus pueblos indígenas.

Ellos son la raíz de lo que fuimos, la fuerza de lo que somos y la esperanza de lo que aún podemos ser.

Y hoy en días difíciles les exhorto a continuar fortaleciendo esos vínculos de lo que somos , a dónde vamos y no olvidar de dónde venimos .

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