Que el neoliberalismo, el lado más perverso y oscuro del capitalismo, y la industria cultural, esa que se produce desde los medios masivos de comunicación, con el fin de manipular y adoctrinar a los pueblos para pensar de tal o cual forma, son, en definitiva, los principales responsables de las migraciones forzadas en el orbe, a nadie le cabe duda.
Que los votantes de una persona comprobadamente corrupta, abusadora sexual, descaradamente ladrona y cínica, decidan a pesar de eso poner en sus manos el destino de la humanidad, parecería absurdo después de la experiencia vivida por la comunidad principalmente judía en la Segunda Guerra Mundial.
En días recientes apareció en redes socio digitales la fotografía de un señor siendo deportado que traía puesta una playera con la leyenda “Latinos con Trump”, así es, desconcertante, de pena ajena, decimos aquí, y que al final resultó ser una imagen falsa.
Pero baste escuchar las declaraciones tan aberrantes de este personaje, su nula capacidad autocrítica, su ausencia de sentido del humor, para darse cuenta de que este sujeto, ridículo de tantas maneras, no son sino la representación de lo que la industria cultural y sus intereses económicos imponen.
Así es que no es Trump, es el brutal subtexto de lo que hoy vemos y consumimos a través de los medios socio digitales y la nube.
¿Qué pensará la señora que ve videos de animalitos juguetones, de meditación? Es absolutamente inofensivo, podría pensar esa mujer, incluso que es un contenido que le ayuda a mejorar su calidad de vida… Y he aquí la respuesta: mientras usted cree que controla y decide lo que ve, ya le infiltraron toda la pseudo psicología posible en estas capsulitas donde personas no capacitadas le dicen quién es un narcisista tóxico, o por qué el jugo de limón cura el cáncer si se toma en ayunas; o tanta, tantísima porquería sin sustento que el mundo entero está dando por hecho comprobado y forjado así un pensamiento alienado, sin crítica, sin restricción, pensando que accede a un conocimiento alternativo, y por tanto, válido.
No, señora, lo que están haciendo con usted es alejarla de la realidad, condicionar su pensamiento y al mismo tiempo vender sus datos como consumidora, mientras usted se dedica a reenviar por whats esos contenidos a sus familiares pensando que ya encontró la solución al cáncer de su pariente, a la relación tóxica de su sobrina, cuando lo único que está haciendo es alejarse más y más de las personas y de paso de la realidad porque ya le regalaron las etiquetas para dar y regalar, porque ya le inocularon el prejuicio y la sentencia.
Mientras, la pobreza en la que el neoliberalismo tiene hundida a la mayor parte de la población, se legitima despojando a las personas de su identidad, de su dignidad y del derecho fundamental a la seguridad básica que es tener un lugar en dónde vivir en paz, donde haya comida y salud, donde haya comunidad.
Hoy, más que nunca, tenemos que hacer un frente crítico, pero sobre todo autocrítico, ante estos contenidos. No dejar que la inteligencia artificial sea quien piense y desarrolle por nosotros, es fundamental no creer todo lo que las redes nos están imponiendo con el engaño del libre albedrío. Saber que este sistema nos vende por tres pesos, saber que atenta contra nuestro derecho de socialización, que nos condiciona a pensar de formas predeterminadas.
Señor, señora, hoy hay que salir a las calles, compartir el pan y platicar de lo que está sucediendo, a través de un dispositivo no estamos más conectados, estamos absolutamente aislados, solos, cada vez con más pretextos para no abrazarnos y acompañar las causas justas de la humanidad.
Hoy los migrantes nos necesitan más que nunca, y todos, absolutamente todos tenemos derecho a migrar y a ser respetados y acogidos con dignidad y respeto. Todos somos migrantes.